Desde los primeros compases de la carrera, el gran favorito, El
Guerrouj, marcó la pauta al mismo tiempo que Redolat, a cada metro
que se avanzaba, perdía una opción más de estar en cabeza. Por su
parte, Reyes Estévez daba la cara, y viendo que la medalla de oro
tenía propietario, se limitaba a entrar en la lucha por las
restantes posiciones de podio.
Ritmo infernal
A la conlusión de la primera vuelta, el tiempo de 1:40 hacía
albergar esperanzas de poder marcarse una buena marca. Reyes seguía
enfrascado en esa quinta posición, aunque pronto fue ganando
espacio y se aupaba hasta una cuarta plaza que alimentaba más si
cabe la llegada de la cuarta medalla para la delegación española.
Al segundo paso por meta, El Guerrouj marcaba 2:35 y empezaba la
guerra de verdad, un combate que el marroquí se limitaba a ver
desde la distancia, y para el que Redolat ya estaba descartado
desde hacía bastantes metros.
El ritmo en los últimos metros fue infernal, permitiendo a El
Guerrouj obtener una ventaja que le hizo encarar la recta de meta
con la tranquilidad suficiente como para renovar los entorchados
mundiales asolidos en Atenas 97 y Sevilla 99. Su tiempo de 3:30:68
se quedaba un poco lejos de la mejor marca, pero le servía para
colgarse un nuevo oro.
Por contra, Reyes Estévez entraba en quinta posición, seguido de
un José Antonio Redolat que en su estreno en los Mundiales se
conoformaba con un sexto puesto. Atravesada la meta, Estévez se
mostraba «enfadado conmigo mismo, pues buscaba la medalla, mi
principal objetivo y por la que he luchado durante toda la carrera.
Estoy cabreado, pues me he encontrado bien durante toda la prueba,
pero el calor me ha pasado factura», destacó el catalán. José
Antonio Redolat fue el más contrariado, pese a quedarse fuera de la
lucha por las medallas con antelación. «No me encontré bien. Cuando
me quise dar cuenta y acelerar el ritmo, la diferencia ya era
insuperable», declaró.
La atleta mozambiqueña María Mutola, vigente campeona olímpica,
se alzó con la medalla de oro en la prueba de los 800 metros lisos
de los Mundiales de atletismo de Edmonton, tras parar el crono en
1:57.17.
La medalla de plata fue para la que se preveía su máxima rival,
la austriaca Stephanie Graf, a la que superó prácticamente sobre la
línea de meta y en el último suspiro, mientras que Letitia Vriesde
se subió al tercer escalón del podio. La vallisoletana Mayte
Martínez, de 25 años y que había sido tercera en su semifinal, fue
la representante española en la final, contando con escasas
opciones de medalla, por lo que concluyó en séptima posición. La
española era la atleta que llegaba con peor marca a esta final,
aunque el hecho de haber estado allí ya es suficiente premio para
una atleta que ha brillado con luz propia en Edmonton.
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