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Drac Inca dejó atras grietas en el vestuario y afronta el nuevo proyecto bajo el estigma de una renovación al frente de las labores técnicas. Xavi Sastre y Vicenç Tauler son los únicos que resistieron a una era positiva en lo deportivo, pero que dejó secuelas en la cuenta corriente y en la moral de los dirigentes. La llegada de José Luis Oliete supone una bocanada de aire fresco para el banquillo inquense. El hombre que hizo grande a La Salle Maó e hizo que en la LEB se hablase de Menorca, se ha hecho cargo de la nave tras un doble transitar por la ACB "León y Proaguas" y un nuevo paso por la categoría de plata al frente de Los Barrios.

La mano del aragonés se nota. La comuncación entre plantilla y técnico es fluida y la serenidad vuelve a ocupar un lugar importante en el banquillo. De hecho, Oliete ha sido el principal estímulo que ha atraído hacia Es Raiguer a muchos de los integrantes del equipo profesional, los jugadores no ocultan su satisfacción con el método de trabajo. A su lado, Xavi Sastre seguirá ejerciendo de segundo y aportando su experiencia a la vera de Oliete. Su peso fue creciendo a medida que el anterior responsable técnico fue ganando enemigos en la caseta.

La labor de Vicenç Tauler es de las más oscuras pero imprescindibles dentro del funcionamiento de un equipo profesional. El delegado del Drac Inca es el que lleva la batuta en los desplazamientos y elemento básico a pié de pista durante los encuentros. Su profesionalidad no ha pasado de largo para los dirigentes de la entidad. Y es que Vicenç pasa por ser uno de los más queridos por la plantilla.

Junto a José Luis Oliete, la otra cara nueva del proyecto es la de Diego Tobalina. Llegado del Caprabo Lleida, con el que consiguió el ascenso a la máxima categoría, el joven preparador físico asturiano aportará su dilatada experiencia "también es entrenador titulado" y será complemento y punto de apoyo de Xavi Sastre.