Alejandro Sanz hace temblar al fútbol español cada vez que su gira
se acerca a un estadio. La Rosaleda ya sufrió la devastadora
presencia del cantautor, que además de partir el corazón a sus
fans, provoca el delirio de las mismas, que inconscientemente pagan
el mismo con la hierba.
Esta vez le tocó al Real Mallorca y al Lluís Sitjar. Sanz hizo
fama del apodo con el que es conocido en los círculos futbolísticos
españoles. «Atila» pasó por Es Fortí y la hierba quedó maltrecha.
Los jardineros del Real Mallorca ya han tomado cartas en el asunto,
más teniendo en cuenta la proximidad del inicio de la Liga en las
dos competiciones que se disputan en el campo de la Plaça
Barcelona, la División de Honor Juvenil y la Segunda División
B.
Al mismo tiempo, el lleno que registró el Sitjar "el mayor de su
larga historia" ha dejado sus sello también en las gradas, donde
los restos de recipientes, plásticos y demás dibujan un panorama
desolador.
Es el legado del concierto del verano, una fiesta que a Benito
Mateo y su equipo va a dar trabajo extra. Conociendo los
antecedentes, el servicio de jardinería del club rojillo aprobará
con nota la papeleta. Durante unas horas, el recinto que recopila
una parte importante de la historia mallorquinista provocó el
éxtasis, un exceso del que se repone.
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