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El Mallorca tiene mala pinta. Todo lo que toca se va al garete y sus problemas han adquirido una dimensión descomunal. Presa del pánico, camina perdido, hacia ningún sitio. El equipo vive en un estado de crisis permanente y el paso del Córdoba por Son Moix ha agrandado el agujero. Todo está bajo sospecha y Sergio Kresic no ha tenido reparos en reconocerlo. El discurso del técnico, no obstante, sigue emanando confianza. «En los momentos difíciles es cuando se conoce a los hombres y yo sigo creyendo en esta plantilla. No creo que nuestro problema sea una cuestión del sistema de juego que utilizamos, es una cuestión de otros detalles, pero estos se hablan dentro del vestuario», advirtió el técnico balear pocos minutos después de que cobrara forma la enésima decepción del curso.

Kresic tildó de «golpe muy duro» la eliminación copera del Mallorca y achacó el desastre a «cosas del fútbol». Según Kresic, «el resultado está ahí y es inamovible. De todas formas hemos tenido siete ocasiones muy claras, pero esto es fútbol. Nuestro acoso ha sido continuo, pero en el inicio de la segunda parte no hemos estado y lo hemos pagado muy caro».

El preparador incidió en que la solución a los males del Mallorca pasa por «levantar el ánimo, es algo fundamental en cualquier trabajo». Kresic añadió que «cuando he entrado en el vestuario aquello parecía un cementerio. Yo también tengo mi parte de culpa en el resultado, pero este marcador no cambia mi opinión sobre la plantilla. Sigo creyendo en ella, aunque cuando ocurren cosas como las de esta noche estas palabras puedan sonar a raro».

La plantilla recurrió a la autocrítica. Miquel Àngel Nadal y Leo Franco fueron los más contundentes. El guardameta, al ser preguntado por la rección de la hinchada, aseguró que «si yo hubiera podido también hubiera sacado el pañuelo. Hemos dado una sensacion muy mala». Nadal, por su parte, reconoció que «me parece que la gente nos ha silbado poco. No hemos hecho bien nuestro trabajo y la reacción del público ha sido justa».