Kresic liberó ayer al Real Mallorca y los jugadores demostraron que
son capaces de volver a recuperar el crédito perdido a golpes de
buen fútbol. Con cuatro atrás y Roa es más que suficiente para
mantener el control. Ayer el Athletic apenas inquietó la meta del
portero argentino. Se defendió bien, con orden y con agresividad.
En el primer tiempo, al margen de un par de balones aéreos, poco o
nada tuvo que hacer el «Lechuga». En el centro del campo el equipo
exhibió mayor fluidez, aunque se encontró con los problemas
lógicos, ya que el rival también juega y, si bien ofensivamente no
inventaba, sí demostró tener una importante capacidad de
destrucción.
El cuadro balear captó el mensaje y jugó abierto, la pelota
circulaba con relativa facilidad entre líneas e incluso las bandas,
con Campano y Novo, empezaron a funcionar. Al cuarto de hora Luque
envió un balón al larguero. Era el primer aviso serio. A la media
hora fue Marcos quien remató de cabeza una certera asistencia de
Miquel Soler. Segundo aviso. El Mallorca empezaba a despacharse a
gusto, se gustaba y se recreaba, pero faltaba poner la guinda al
pastel y ahí apareció Albert Luque. La defensa lanza un balón al
espacio y el catalán empieza a cabalgar dejando atrás a tres
zagueros, gana posición en el área y, a lo Zinedine Zidane, inventa
un regate y bate a Lafuente.
Lo más difícil estaba hecho. El equipo se limitó a aguantar y a
esperar el descanso. En la reanudación empezó el lío. Lacruz
derriba a Luque cuando este había metido la directa en busca del
portero vasco. El colegiado, tras consultar al asistente, no señaló
nada y, al margen de las protestas, esta acción terminó por unir
todavía más al equipo con la grada. El trencilla no señaló falta
pero sí ayudó a despertar el «sentimiento» desde más allá de la
pista de atletismo.
El partido seguía abierto y Roa se lució cuando a los cinco
minutos despejó un balón rematado por Etxeberria que se colaba
directamente por la escuadra. A partir de ahí, fue el conjunto de
Kresic quien siguió mandando. Sin embargo faltaba sentenciar y
Albert Luque tomó conocimiento de ello. El delantero robó un balón
a Carlos García, metió la pelota al punto de penalti y Paunovic
cayó ante dos defensas. El colegiado señaló la pena máxima que,
según la televisión no existió. Vicente Engonga no perdonó y colocó
el definitivo dos a cero. Después sólo había que esperar el final.
Y fue al final cuando se vivió el momento más emocionante. Kresic
da entrada a Losada, que en el descuento logró marcar el tres a
cero. El futbolista recibió la felicitación de todo el estadio y de
sus compañeros. Vuelve la alegría con una reacción a lo grande.
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