Sorprendido por la distinción del Premio Cornelius Atticus, Enrique
Granados Aumacellas (1934) asegura que su currículum no tiene
mérito porque «me lo he pasado bomba». Ex nadador olímpico,
impulsor de la natación balear, presidente de la Federación Balear
y medalla de bronce al mérito deportivo del Consejo Superior de
Deportes, hoy recibe un reconocimiento por haber dedicado toda su
vida a la natación. Enrique Granados comenzó a nadar en Barcelona.
Su padre era entrenador y le inició, como a su hermano, en el
deporte de la piscina. Su carrera deportiva se desarrolló en
Madrid, donde se trasladó su familia cuando tenía 9 años. El primer
contacto con España se produce en 1948 cuando participa en el
Campeonato de España en s'Aigua Dolça.
En 1959 Enrique Granados tiene que abandonar la competición
durante un año al padecer una arrimia en el corazón y decide
desplazarse a Palma. Durante su etapa de inactividad entrena a los
nadadores del CN Palma y hace buenos amigos. Regresa a Madrid para
terminar la carrera de aparejador, pero una oferta de trabajo le
devuelve a Mallorca. Ya en la Isla vuelve a vincularse al CN Palma,
club del que fue entrenador, miembro de la junta directiva y
vicepresidente. Participó activamente en la construcción de la
piscina cubierta de Son Hugo, la primera piscina cubierta de
Balears y fue presidente de la Federación Balear de Natación desde
1973 a 1979.
Durante este periplo conoce a Enrique Landa, presidente de la
Federación Española, que lo incluye en su junta. Landa le nombra
director ejecutivo de los Campeonatos del Mundo de piscina grande
celebrados en Madrid en agosto de 1986. Creó el plan escolar de
natación que después se exportaría a toda España y en 1992 se
volvió a dejar presionar para regresar a la presidencia de la
Federación Balear, puesto que abandona en 1999. Enrique Granados
considera que «es hora de que otras generaciones tomen el relevo.
Me tendrán para lo que necesiten y no quiero cerrar ninguna puerta
pero mi ciclo ha concluido».
El premio Cornelius Atticus 2001 considera que la natación
balear actual goza de buena salud. «Ahora hay muchas más
instalaciones y Palma tiene bastante piscinas, aunque tal vez
serían necesarias algunas más. Considero que el impulso que la
Direcció General d'Esports le ha dado a la Escuela Superior también
es importante. Falta que los clubes disfruten de mayores espacios,
aunque sé que es difícil porque hay muchos abonados que nadan todos
los días», dijo Granados. Enrique Granados piensa que la cantera
actual puede deparar nuevos nadadores olímpicos. «Cuando yo nadaba
sólo iba un nadador español a los Juegos Olímpicos, ahora son más
aunque las exigencias son mayores, pero pienso que nadadoras como
Roser Vives o María Fuster puedan estar en unas Olimpiadas».
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