El penúltimo asalto por la permanencia acerca al Palau a un Ourense
con reminiscencias de un pasado no muy lejano y la imperiosa
necesidad de vencer para mantener vivo el pulso con Manresa por la
primera posición tras la competición regular. El triunfo es también
la única consigna para el cinco de José Luis Oliete, que sigue
mirando de reojo a Rosalía y ahora además a Cajasur. Los gallegos
se juegan sus últimas bazas en un encuentro de la máxima ante un
Sondeos ya condenado, mientras que los de Gisbert rinden visita a
un Complutense inmerso en la pugna por una plaza en las
eliminatorias por el ascenso a la máxima categoría.
Derrotar al Ourense y que Sondeos y Complutense hagan lo propio
con los dos rivales directamente implicados "Rosalía y Cajasur"
abriría las puertas de la salvación y permitiría afrontar el
desplazamiento a Huelva con la tranquilidad que requiere Drac Inca.
El Ourense aterriza en la capital de Es Raiguer (21 horas) tras
firmar una trayectoria ejemplar "cuatro derrotas" y haberse
asegurado un cruce de garantías. Salva Maldonado conduce un
proyecto ambicioso y con la única meta del ascenso. El técnico
manresano sabe lo que es perder en el Palau y desconfía de los
baleares.
Tres rostros familiares otorgan solidez al juego interior
gallego. Santi Aldama, Albert Miralles y Javier Crespo recalaron
tras su paso por Inca en un grupo confeccionado a golpe de
talonario. Cherry y Bernabé son dos directores de juego de
contrastado devenir en la LEB, y a ellos se unen los Sony Vázquez,
Kammerichs, Pleuger y Wilson. Por su parte, Oliete espera que los
jugadores tocados se recuperen de sus molestias, aunque el que más
preocupa es Albert Alzamora, que sufre una contractura en la zona
lumbar. Los dolores de rodilla que sufren Green, Puyada y Villar no
han de pasar factura, mientras que el brazo de Grimau debe estar
armado en una cita imprescindible.
En principio, y salvo novedades de última hora, todos estarán a
disposición del preparador aragonés, que puede vivir su último
partido ante la hinchada del Palau. Precisamente, para atraer a un
buen número de seguidores a las gradas, la directiva inquense ha
decidido regalar una entrada a cada socio, buscando crear un
ambiente intimidatorio para el Ourense y hacer que la plantilla
profesional del Drac Inca cuente con un incondicional apoyo por
parte de una afición que debe despertar de su letargo.
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