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Jorge Muñoa MADRID
Una sola jornada, la primera de la temporada, ha servido para confirmar que la Liga ACB es una de las competiciones más completas del mundo y que su calidad también obedece, en gran medida, a la categoría de los jugadores españoles, en particular los internacionales, auténticos protagonistas del prometedor estreno liguero vivido en todas las canchas.

En espera del hombre llamado a marcar la diferencia, el yugoslavo del Barcelona Dejan Bodiroga -baja de última hora por culpa de unas inoportunas molestias inguinales-, los nacionales de la ACB, donde más del cincuenta por ciento de los jugadores son extranjeros y comunitarios, han vuelto a demostrar el peso específico que el contingente español tiene dentro de esta exigente competición.

Los internacionales que disputaron el pasado Mundial de Indianápolis constituyen la mejor prueba del importante papel que los jugadores de casa desempeñan en la Liga. Felipe Reyes y Carlos Jiménez, determinantes en el 60-67 que el Estudiantes arrancó de la pista del Lucentum, han dado una buena muestra.

Reyes anotó doce puntos, capturó dieciocho rebotes y resultó decisivo en los minutos finales. Jiménez también firmó dobles figuras con trece puntos y trece rebotes. Mientras, Oriol Junyent ponía la réplica en el equipo alicantino con diecisiete puntos -máximo anotador del partido- y siete rebotes.

Otros dos mundialistas, Carles Marco y José Manuel Calderón, también brillaron en el duelo de la jornada, el que enfrentó al Joventut y al Tau en Badalona. Marco -trece tantos y cinco asistencias en 31:58 minutos- puso al cuadro catalán con un punto de ventaja a falta de tres segundos, aunque el finlandés Hanno Mottola le aguó la fiesta gracias a un triple inverosímil desde nueve metros sobre la bocina. Calderón, pese a jugar menos (17:06) fue una de las claves del Tau. El protagonista del Pamesa-San Fernando (81-69) fue José Antonio Paraíso firmó la mejor tarjeta del cuadro valenciano.