En la americana estaban depositadas muchas esperanzas, dada la
calidad de la pareja española. Por la mañana se despejó la duda
sobre el estado de Llaneras, al que no le molestaba la herida que
se hizo el sábado en una mano, aunque se hubiera abierto los
puntos. Era la raspadura del muslo la que le causaba más
problemas.
En la carrera se le acabaron los males. Tanto Gálvez como
Llaneras intentaron en repetidas ocasiones el ataque que les diese
vuelta, sin éxito, ante el estrecho marcaje de casi todas las
parejas. Alemanes, austríacos, argentinos o suizos se pegaban como
lapas al mallorquín y al catalán. Aun así, la pareja española
consiguió un segundo puesto en el tercer sprint, un primero en el
quinto, un cuarto en el séptimo y un segundo en el noveno y
penúltimo. Insuficiente para ganar, aunque en esos momentos España
estaba virtualmente en el podio luchando incluso por la segunda
plaza.
Pero a falta de 15 vueltas atacó Francia, sin que ninguna pareja
reaccionase. En sólo ocho el equipo galo consiguió vuelta, liderar
la carrera y, a la postre, hacerse con el título, al ser la única
pareja con vuelta ganada.
Llaneras se quejó al final de la carrera y afirmó que «así no se
puede correr. Van a por nosotros y a los demás les dejan hacer de
todo. Te da mucha rabia ser la pareja más fuerte y no poder ganar.
¿Satisfechos con la carrera? Por supuesto que no. Soy un
profesional, salgo a ganar carreras y a ganar dinero y así es
imposible», dijo Llaneras, que puso sus miras en la siguiente
entrega del Campeonato del Mundo y decidió pasar página a un fin de
semana de lo más irregular para la selección española.
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