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FERNANDO FERNÀNDEZ Reunir a más de trescientos ciclistas "310 para ser más exactos" no es tarea fácil. Un año más, las carreteras de Mallorca abren los brazos a los ciclistas con más canas en su cabello, todo un espectáculo en el que la competitividad no entiende de edad. La delegación alemana, junto a la española, pasa por ser la más numerosa, además de la que más metales y títulos acumula. Pero la V Semana Internacional de Másters cuenta con una serie de participantes que llaman la atención por multitud de razones.

Portugal es una potencia en el pelotón, y ayer, a lo largo de las diferentes mangas de la VIII Copa de Europa, quedó demostrado. Pero el toque exótico lo ponen los colombianos que han cruzado el charco para conocer Mallorca. Que el llano no es el terreno de los escarabajos es una cosa que a los aficionados al mundo del pedal no les viene de nuevo. Sólo rompió el sortilegio Martín Ramírez, un miembro de la generación de los «Lucho» Herrera o Fabio Parra y compañero de angustias del mítico Bernard Hinault en pruebas del peso específico de la Dauphiné Liberé. Su plata hizo estallar la alegría entre los acompañantes del modesto equipo.

Entre el rosario de corredores rezagados, Colombia se llevaba la palma, pero el empeño de los sudamericanos fue digno de recompensa, y el público no dudó en agradecer el esfuerzo con sonoros aplausos al paso de los colombianos. Otro pequeño país en el que la montaña preside el paisaje es Andorra. El Principado pirenáico también está presente en la Semana Internacional, y al igual que Colombia, inauguró su cuenta de alegrías en la primera de las pruebas.