BRASIL: Bruno, Leo, Joao, Leonardo, Junior, Sandro, Jonathan, Arouca, Ederson, Evandro y Abuda.
Cambios: Julinao por Ederson, Felipe por Evandro y Hugo por Abuda.
ESPAÑA: Mandaluniz, Arzo, Pallardo, Sánchez, Francis, Markel, Cesc, Sisi, Jurado, Silva y Xisco.
Cambios: David por Sisi, Cases por Sánchez y Ostitz por Silva.
ÀRBITRO: Erik Braamhhar (HOL). Amonestó al brasileño Abuda y a los españoles Xisco y Francis.
Gol:
1-0, minuto 7, Leonardo.
Efe|HELSINKI
La selección brasileña se impuso en una emocionante final a España por la mínima (1-0) gracias a un gol de Leonardo al poco de comenzar el encuentro, lo que le sirvió a los sudamericanos para conseguir su tercer título de la categoría.
El partido no pudo comenzar de otra manera que con España por debajo en el marcador. A los seis minutos, Mandaluniz no estuvo rápido en una falta bien lanzada por Arouca, el balón pegó en el poste y el rechace lo aprovechó Leonardo, libre de marca, para adelantar a Brasil en el marcador. Era lo esperado teniendo en cuenta que de los cinco anteriores partidos jugados por España, en cuatro tuvo que remontar. Así que el gol no pillaba en frío a Juan Santisteban. Los papeles parecían cambiados. España, el equipo europeo, lo dejaba todo en manos de sus individualidades mientras que el sudamericano se mostraba como un equipo ordenado, táctico y fornido.
España tardó casi 35 minutos en dar sensación de poder hacer daño. El tiempo que tardaron Cesc, Jurado y Silva en entrar en juego. Los brasileños tenían bien estudiado el partido y apenas daban margen al centro del campo español para tocar, diezmado además en las bandas por las bajas de sus dos laterales titulares.
Tras la reanudación España apareció por fin y lo hizo con la fuerza que demostró contra Argentina en semifinales. Con más corazón que cabeza, con garra aunque poca precisión, arrinconó a Brasil en su área los últimos 30 minutos en los que tuvo las mejores oportunidades del partido. La canarinha recordaba a la Italia de sus mejores tiempos. Se echó atrás, defendió y renunció a acercarse a la meta hispana. España por su parte a punto estuvo de empatar el encuentro con oportunidades muy claras como un disparo de Jurado que tocó la red por la parte de arriba, un espectacular cabezazo de Xisco respondido con una antológica parada de Bruno, otro de Francis que sacó el guardameta en la raya de gol y un zapatazo de Cesc que no encontró puerta.
Estaba claro que la clave iba a estar en los últimos minutos en la puntería de los españoles. Santisteban se la jugó, sacó al terreno de juego a David, Oskitz y Cases pero finalmente no pudo ser. Como sucedió en la final de 1991 contra Ghana, España se quedó con la miel en los labios tras un torneo de menos a más.
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