REAL MADRID (32+17+14+29): Bennett (17), Herreros (24), Mumbrú (0), Bueno (2), Kambala (20) -cinco inicial-, Stojic (2), Fotsis (13), Victoriano (5) y Reyes (9).
DKV JOVENTUT (34+19+22+16): Marco (12), Fernández (6), Digbeu (20), Arnold (25), Tabak (7) -cinco inicial-, Alzamora (12), Dumas (7), Dramec (2) y Radunovic (0).
Arbitros: De la Maza, Hierrezuelo y Conde. Excluyeron por personales a Fotsis (m.40). Señalaron técnica a Bennett (m.32).
Jorge Muñoa|MADRID
Real Madrid y Joventut abrieron la temporada en casa de los madridistas con un clásico marcado por el talante ofensivo, la debilidad defensiva y la expectación por ver la nueva apuesta blanca y el regreso a los banquillos de Aíto, la primera víctima del renovado espíritu madridista, chispa de la reacción que dejó el triunfo en casa en una espectacular remontada final. La Liga no podía empezar en el Raimundo Saporta con mejores noticias que la presencia del benjamín de la competición, Rudy Fernández, en el quinteto inicial del equipo verdinegro, al que su prometedora muñeca colocó, primero, en un madrugador 2-7 firmado desde el arco de triples y, muy poco después, en el 7-15 que forzó el primer tiempo muerto del cuadro local sin que se hubiese consumido siquiera la mitad del primer cuarto.
La solidez de los catalanes forzó la inmediata salida a pista del germano-croata Mario Stojic en el puesto de Alex Mumbrú. Al Madrid le hacía falta mayor presencia en la retaguardia, pero su verdadero problema no partía del perímetro, al menos en un principio, sino de la zona, donde el estadounidense Jamie Arnold rebasaba sin mayores dificultades a Antonio Bueno (12-12 m.6). En unos segundos la periferia también empezó a darle problemas a los blancos.
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