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La constante exportación de jugadores europeos hacia la meca del baloncesto mundial, la NBA, tiene su contrapartida en la llegada a la Liga ACB de hombres que, o bien la han jugado, o bien han entrado en el «draft» (sorteo colegial) y permanecen dentro de su órbita, como el barcelonista Juan Carlos Navarro, por ejemplo.

Los árbitros, el colectivo menos reconocido del baloncesto a pesar de su esforzada contribución al espectáculo que se ve en las canchas, abre la nueva temporada con un grupo de 39 colegiados -sólo dos novedades-, un reglamento retocado y el mismo director, Manuel Guillén, que la pasada campaña tuvo sus más y sus menos con algunos de sus «subordinados». Los dos nuevos árbitros son el bilbaíno del Comité Vasco Antonio Sacristán Bazán, de 34 años, y el lanzaroteño del Comité Canario Miguel Angel Pérez Niz, de 35, ambos debutantes e internacionales, que llegan con el desafío de cubrir el hueco dejado por Miguel Angel Betancor, retirado al final de la pasada temporada, precisamente, por sus diferencias con el director del departamento. La marcha del experimentado colegiado canario después de veintitrés años agarrado al silbato con el récord absoluto de encuentros dirigidos (616), el árbitro que más partidos acumula en la ACB es el madrileño Mateo Ramos (587). La proyección exterior del colectivo arbitral español es otra de sus principales características, ya que veintiuno de ellos ostentan la categoría de internacional.

En total, la Liga 2003/2004 va a contar con quince baloncestistas que han militado en la Liga profesional estadounidense y con dieciséis elegidos en alguno de los sorteos universitarios donde los equipos norteamericanos seleccionan sus refuerzos.

Los casos más destacable apuntan al Barcelona, el equipo con más jugadores drafteados (Roberto Dueñas, Navarro, el holandés Van de Hare y el serbio Dejan Bodiroga), al incombustible base estadounidense del Fórum Valladolid André Turner, que ha pasado por siete franquicias diferentes, y al alero del Casademont Girona Andy Panko, que sólo ha jugado un minuto con los Hawks de Atlanta.

Como siempre, Bodiroga llama la atención por su constante rechazo a emigrar hacia la poderosa maquinaria que David Stern dirige desde la Quinta Avenida neoyorquina para continuar compitiendo en Europa. Bodiroga, campeón del mundo en Indianápolis 2002, ganador de la Liga, la Copa y la Euroliga con el Barcelona y con un historial envidiable ha desestimado de forma constante la posibilidad de marcharse a los Estados Unidos.