La vida de Aragonés no se entiende alejada del fútbol. De hecho,
resulta difícil seleccionar un momento de su existencia y que éste
no aparezca ligado al balompié en alguna de sus vertientes.
Enamorado hasta los huesos del deporte rey, el madrileño siempre ha
actuado como un perfecto conocedor de las peculiaridades que rodean
a este deporte y si de algo puede presumir, es de haberlo hecho con
una base sólida a sus espaldas.
Los primeros pasos de su ya dilatado historial se remontan a la
temporada 1957/58, cuando el entonces joven jugador madrileño
empezaba a destacar enrolado en las filas del Getafe. Sus maneras
convencieron a los técnicos del Real Madrid y su fichaje por el
club blanco se materializó de cara a la siguiente campaña.
Su estancia en Chamartín resultó decepcionante y después de no
ser valorado en su justa medida, soportó cuatro cesiones
consecutivas al Recreativo, Hércules, Plus Ultra y Oviedo antes de
recalar en el Betis. En Heliópolis permaneció tres temporadas y
desde ahí regresó a la capital para formar en el Atlético de
Madrid, donde exhibiría su clase hasta 1974, el año en el que
pondría final a su carrera como jugador. Sobre el terreno de juego
se le recuerdan especialmente sus lanzamientos de falta -anotó un
gol en la histórica final de la Copa de Europa ante el Bayern- y su
capacidad para desquiciar al enemigo. Además de los títulos
conseguidos en ese tiempo, vistió en doce ocasiones la elástica de
la selección nacional -anotó tres goles- y el equipo no perdió en
ninguna de sus participaciones. Su balance en el tapete refleja
tres Ligas y dos Copas.
Tras nueve años en el Manzanares, el Atlético le confió el cargo
de entrenador y apenas había colgado las botas cuando ya se
encontraba nuevamente sentado en el banquillo. A partir de ahí, su
actividad se ha trasladado a través de ocho clubes -Atlético,
Betis, Barcelona, Espanyol, Sevilla, Valencia, Oviedo y Mallorca-
entre los que ha ocupado un lugar muy especial el conjunto del
Calderón. Su currículo como preparador recoge una Liga, una
Intercontinental, cuatro Copas, una Supercopa y un campeonato de
Segunda y casi todos ellos tienen color rojiblanco.
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