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Adrián R. Huber|SUZUKA
El alemán Michael Schumacher logró ayer un sexto título mundial sin precedentes en la categoría reina del motor, la Fórmula Uno, tras acabar octavo en el Gran Premio de Japón en la jornada más gloriosa de Ferrari, que también ganó la carrera con el brasileño Rubens Barrichello y el Mundial de constructores.

Schumacher firmó de esta manera su cuarto título consecutivo para Ferrari (los dos anteriores, en 1994 y 1995, los ganó con Benetton-Ford y Benetton-Renault) y contribuyó junto a «Rubinho» a la conquista del decimotercer título de constructores para la escudería con la que ha logrado un nuevo récord: cinco campeonatos seguidos (McLaren se había anotado cuatro entre 1988 y 1991).

El alemán, de 34 años, logró con merecimiento -ganó seis de las 16 carreras- un título que rompe a su favor el empate histórico que mantenía con el argentino Juan Manuel Fangio, quíntuple campeón en la década de los cincuenta, pero también tuvo bastante suerte ayer, ya que colisionó primero con el japonés Takuma Sato (BAR Honda), accidente en el que perdió el alerón delantero; y más tarde con su hermano Ralf (Williams-BMW), lo que no impidió que se asegurase el punto que necesitaba para sumar la media docena de títulos.

En cualquiera de los casos, si no hubiese puntuado, su compañero Barrichello cumplió su misión, al ganar en Suzuka. Después de haber logrado la novena 'pole' de su carrera, el de Sao Paulo se anotó su séptima victoria en F-1 y relegó al segundo puesto al finlandés Kimi Raikkonen (McLaren), el único que podía aguarle la fiesta a «Schumi» -debía ganar y esperar a que el alemán no puntuase-, en una prueba en la que abandonaron por sendas averías dos potenciales candidatos al triunfo: el colombiano Juan Pablo Montoya (Williams-BMW) y el español Fernando Alonso (Renault).

«Rubinho» cubrió las 53 vueltas al circuito nipón (de 5.807 metros) en un tiempo exacto de una hora, 25 minutos, once segundos y 743 y ganó la prueba por delante de Raikkonen y del compañero de éste, el escocés David Coulthard, que también subió al podio.

Tras realizar una excelente salida y con Montoya fuera de combate, Alonso hubiese saboreado de nuevo las mieles del éxito si no hubiera sufrido la rotura de su motor en la siguiente vuelta, justo cuando le empezaban a salir las cuentas de un hipotético nuevo éxito.

Tuvo que abandonar por quinta vez en una temporada que resolvió con matrícula de honor y en la que unió a su triunfo en Hungaroring -donde dobló al séxtuple campeón- el segundo puesto de Barcelona y los terceros de Malasia y Brasil, así como los récords de precocidad en ganar una prueba, dar la vuelta rápida (Canadá), subir al podio y firmar la 'pole' (ambas en Malasia): Alonso invita a soñar.

Al final Schumacher se fundió en un emotivo abrazo con Barrichello, el mejor segundo piloto, acción que repitió con Jean Todt, su director de escudería.