Hace varios meses que viene advirtiendo que la Ensaladera es su
gran objetivo, pero ayer Carlos Moyà eliminó cualquier posible
resquicio para la duda. El tenista mallorquín rayó la perfección
sobre la hierba de Melbourne, liquidó a Mark Philippoussis (6-4,
6-4, 4-6 y 7-6) e igualó la eliminatoria tras la derrota de Juan
Carlos Ferrero ante Lleyton Hewitt (3-6, 6-3, 3-6, 7-6 y 6-2). El
jugador balear mostró un repertorio de golpes diferente al que
suele utilizar -mayor riesgo en el servicio y constantes subidas a
la red- y amenaza con convertirse en el héroe español también en
esta final de la Copa Davis. La determinación en el servicio y
volea de Moyà asombraron a los 15.000 espectadores de la Rod Laver
Arena. Philippoussis es un mal enemigo y sobre hierba es
prácticamente un rival invencible, pero ayer no tardó en comprender
que era el día de su rival. Moyà es capaz de cualquier cosa, de lo
mejor y de lo peor, pero cuando está motivado su tenis es
prácticamente insuperable. El tenista australiano comenzó a notarlo
desde el primer juego. El finalista en Wimbledon comenzó sirviendo
y en el juego inicial ya cedió la primera bola de break. Moyà no
pudo aprovecharla, pero no se desquició. Sobre hierba no puede
jugarse desde el fondo de la pista y apostó por el riesgo. Subió a
la red con su primer servicio y se atrevió en alguna ocasión con el
segundo. Su porcentaje de acierto era muy alto y comenzó a cobrarse
muchos puntos gratis. Contrariamente al guión previsto, al jugador
aussie le contaba mantener su saque, hasta que en el séptimo juego
terminaba cediéndolo en la cuarta bola de break (4-3 y servicio de
Moyà). El primer parcial se había puesto de cara y el mallorquín lo
cerró con un juego en blanco (6-4).
La mirada de Moyà desprendía ambición. Quería el primer punto
para el casillero español y continuó trabajando con los mismos
parámetros. En el primer juego disfrutó de seis bolas de break y
otra más en el tercero, pero el marcador seguía en tablas (2-2).
Philippoussis arriesgaba mucho con su servicio y sumó su sexta
doble falta en el quinto juego. Cuando parecía que el mallorquín
tenía el partido abolutamente controlado, el australiano lanzó una
advertencia. El finalista en Wimbledon se colocaba con 0-40 en el
sexto juego, pero el deportista isleño conseguía salvarlo (3-3) y
evidencia estar muy centrado en el partido. Igual de contundente
estuvo en el noveno juego. Logró ponerse 0-40 y logró su segundo
break del partido (5-4 y saque). El mallorquín ganó el segundo set
6-4 con un tenis que rayaba la perfección.
El tercer set se volvió loco desde el principio. Philippoussis
tuvo una pelota de break en el segundo juego (1-1), pero no rompió
el saque del mallorquín hasta el cuarto juego. Con 1-2 y 30-30, el
juez de línea le canta la primera falta de pie y el mallorquín
termina haciendo una doble falta. A pesar de que Moyà logró superar
esta bola de break y una segunda, el australiano conseguía su
primera rotura del partido (1-3). La alegría le duro poco tiempo ya
que en el juego siguiente se colocaba con 2-3). El tenista aussie
no encontraba ningún camino para superar al mallorquín y echó mano
del público. En el octavo juego reclamó más ánimos, pero el balear
mantenía el tipo (4-4). Con 4-5, pero con 40-15 todo el mundo veía
acercarse el tie break, aunque en una pista de hierba suceden las
cosas muy rápido y no puedes despistarte ni una milésima de segundo
La ventaja de Moyà terminó convirtiéndose en una pelota de «break»
para el australiano. Tras un intercambió de golpes, al mallorquín
se le quedó corta una pelota a media pista, pero su contundente
golpe se encontró con la cinta, que la desbió fuera (4-6). Mediado
este tercer set, Philippoussis había superado con claridad las
subidas a la red y Moyà decidió quedarse en el fondo de la pista.
En el segundo juego el australiano se colocaba con 15-40, pero el
balear logró reponerse (1-1).
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