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Metido en arenas movedizas, el Drac Inca asume esta tarde en el Palau un asunto que no admite error alguno. El cuadro balear recibe al colista del torneo con la imperiosa necesidad de invertir la dinámica perdedora en la que se encuentra atrapado. Aferrado a la pujanza que ha adquirido su baloncesto durante las últimas semanas -circuntancia que no se ha traducido en resultados-, el Inca tiene asumido que afronta un duelo que puede determinar su futuro.

El Aracena, nuevo en la Liga y que durante este verano a punto estuvo de fijar su residencia en Balears -se especuló con Palma y Eivissa-, se ha convertido con el paso de las jornadas en el peor equipo del torneo. Sólo ha ganado tres partidos y su anarquía le ha convertido en un equipo imprevisible. La grave lesión del experimentado Rafa Talaverón, que no volverá a jugar en lo que resta de temporada, ha sido un problema al que el Aracena no parece haber sabido reponerse. En Inca tampoco podrá contar con Adolfo Sada, sancionado con un partido por Competición, y Moraga será duda hasta pocas horas antes de iniciarse el encuentro. El reciente fichaje de Joan Penyarroya es un lujo, aunque tambien se trata de un jugador que se encontraba sin equipo y que necesita algo de tiempo para adquirir el ritmo que demanda la competición. Penyarrolla siempre ha jugado muy buenos partidos en el Palau, tanto con el Ourense como con el Manresa.

Las victorias del viernes de Los Barrios, León, Tarragona y Cantabria han añadido unos gramos más de trascendencia al encuentro de hoy. El Drac Inca necesita ganar porque lleva demasiado tiempo en números rojos y tampoco puede permitirse la licencia de que sus rivales más directos abran brecha en la tabla.