06/01/04 0:00
Diseñado para alcanzar las series de ascenso, el Drac Inca parece tener claro que deberá replantearse sus objetivos. Cubieron el primer gran tramo de la Liga, el cuadro balear lleva tiempo convertido en un inquilino habitual de los últimos puestos, aunque la gran recesión se ha producido en los últimos partidos de la primera vuelta. El paso del CAI Zaragoza por el Palau ha resultado demoledor. Despojado de algunos de sus jugadores más importantes (Earl, Murcia y Doblado), el cuadro aragonés pasó por encima del Inca y confirmó su decrépito estado. No se trata de un desastre aislado y circunstancial, sino la prolongación de una línea descendente.
Desde que se inició la temporada, el comportamiento del Drac Inca ha sido observado con demasiadas reservas. A excepción del partido que disputó en Plasencia, resulta imposible señalar una actuación medianamente convicente. La confusión de su baloncesto ha acabado generando una extraña sensación: el equipo nunca gustaba, incluso cuando ganaba. Lejos de su centro de operaciones, las decepciones han sido continuas. La fragilidad defensiva y la incapacidad exhibida por el equipo para reponerse a cualquier problema se ha traducido en un rosario de abultadas derrotas que condicionan los planes de futuro. En un torneo donde las distancias son escasas, el average acaba dictando sentencia y este es un asunto que también se ha puesto en contra de los mallorquines.
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