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Albert Orfila / Àngel Aguiló
Acomodado al borde del precipicio, desde donde se observan las llamas del infierno, el Mallorca desprende un desagradable olor a crisis. El déficit es insoportable. La escuadra balear -al margen de la UEFA- sólo ha ganado uno de los doce últimos partidos que ha disputado y su caída en la clasificación ha sido vertiginosa. A dos puntos de distancia del descenso, 24 horas después del naufragio de Barcelona, Son Bibiloni fue testigo de la gran bronca deSabio. Rodeado por los once futbolistas que actuaron de inicio en el Camp Nou, Luis recriminó al equipo su actitud dentro y fuera del terreno de juego y advirtió de la gravedad de la situación.

Las cámaras de Antena 3 TV recogieron el monólogo del entrenador balear, que aludió a las salidas nocturnas de algún jugador. «Si se sale, al día siguiente se viene a entrenar y se entrena, con dos cojones», espetó Luis Aragonés al grupo, dejando claro su malestar por la falta de compromiso de algún miembro del equipo. El entrenador recordó una anécdota vivida durante su etapa como jugador: «una mañana me presenté al técnico, a Merkel, y le dije que venía directo de por ahí, que me la había pegado porque lo necesitaba. Él me dijo que me fuera a dormir, pero yo le dije que no, que entrenaba y que después ya dormiría». Y añadió que «esto es el fútbol y esto es el profesional de fútbol, el que sabe hacerlo... Aquí, no, aquí resulta que no voy a entrenar».

Sobre el césped de la ciudad deportiva, Luis exhibió su talante más serio y lanzó una clara advertencia al plantel: «¿Todo son risas? No, no, no... Esto nos tiene que afectar, porque son ustedes los que se van a Segunda. Yo iré con ustedes, pero son ustedes los perjudicados. Si ustedes, los más veteranos y los nuevos, no se conciencian y no se meten de lleno en esto, nos podemos ir, nos podemos ir». Luis Aragonés aseguró con vehemencia que «esto es para ustedes, ustedes son los que se la juegan, a mí, al fin y al cabo, poco perjuicio me van a hacer». El preparador balear fue más allá y dejó muy claro a los futbolistas que «yo no me voy a marchar, no me pienso marchar; ni por lo civil ni por lo criminal, lo tengo muy claro». Su arenga finalizó con otra frase categórica: «Y no lo duden, esta es la auténtica verdad».