SON AMAR PALMA: Elgueta, Moltó, Saucedo, Pochop, Díaz y Falasca. Líbero: Alexis González. También jugaron Vega y Joao Paulo.
UNICAJA ALMERÍA: Cosme Prenafeta, Carreño, Veres, Ballard, Reinaldo Alves y André. Líbero: Berenguel. También jugaron Casilla y Pérez.
Àrbitros: Andrés (Castellón) y De la Fuente (Madrid).
Parciales: 20-25 (23 minutos), 20-25 (22 minutos), 25-15 (22 minutos), 25-16 (20 minutos) y 10-15 (13 minutos).
Incidencias: Partido disputado en el Palau d'Esports de Son Moix. 2.500 espectadores.
Àngel Aguiló
Se acabó. Los sueños de gloria del Son Amar han quedado en eso, en sueños. El Unicaja Almería dio la estocada más inesperada al Proyecto Seguí. La historia de este tercer partido de semifinales de la Superliga fue muy similar, demasiado, a la de la fatídica eliminación copera a manos del Numancia de Soria. El pabellón de Son Moix se llenó hasta arriba. El Son Amar afrontaba el choque como el gran favorito y el pase a la gran final se suponía como algo más que una posibilidad. Pero al llegar la hora de la verdad, a los de Bogoevski las cosas no les salieron tal como estaban previstas.
El conjunto de Àxel Mondi salió como una apisonadora. Veres ofreció un recital de ataque. El receptor húngaro superó como y cuando quiso el bloqueo de Son Amar. Y de su saque y del de sus compañeros, qué decir. Buscaron permanentemente a Elgueta en la recepción y acabaron fundiéndole los plomos. El argentino tenía que multiplicarse para sustentar el juego del equipo y no daba abasto. El Son Amar no podía ni en defensa, ni en ataque. No salía nada. Luis Díaz no pudo rendir al nivel de otras ocasiones. El venezolano acabó desquiciado ante el poderío del bloqueo del Unicaja, especialmente del brasileño Reinaldo Alves. Y por si fuera poco, Saucedo no rascaba bola. El opuesto internacional decepcionó. Así, en 22 minutos, el Unicaja se hacía con el primer set con bastante comodidad.
Bogoevski optó por no tocar nada, quizás pensando que tan sólo había sido una pájara, o quizás porque no confiaba en exceso en los hombres del banquillo. Fuera por lo que fuera, el macedonio siguió con el mismo seis en la cancha. Y el Unicaja continuó igual, es decir, machacando al Son Amar por los cuatro costados. Elgueta intentaba asumir el control de la situación, pero a pesar de ser un crack, todo tiene un límite. Con todo esto, la película de la segunda manga fue un calco de la primera. 20-25. Así, el Almería se situaba con un casi insalvable 0-2 ante el estupor general. Con el partido prácticamente perdido, Bogoevski optó por fin por mover ficha. Díaz, que lo había intentado sin acierto, y Saucedo, que ni tan siquiera lo había intentado, se fueron al banquillo.
Vega y Joao Paulo entraron en cancha. El brasileño ofreció un recital y dio la cara, demostrando que es un jugador de plenas garantías. Con el carioca y con Vega en pista, el equipo respiró y Elgueta pudo asumir el timón de mando. A todo esto, Veres desapareció del parqué y todos sus aciertos se convirtieron en fiascos. Con este cocktail, el Son Amar se impuso por 25-15, forzando el cuarto set. En esta cuarta manga, el conjunto balear empezó a creer seriamente en sus posibilidades. Elgueta y compañía no permitieron que el Unicaja reaccionara y volvieron a endosarle un desonroso golpe, 25-16. Y así, el electrónico se igualaba a dos y el «tiebreak» entraba en escena.
Los andaluces, actuales campeones del torneo, rozaban la agonía, o eso parecía. El inicio de la muerte súbita inducía a pensar eso. El Son Amar colocó el 6-4 con un punto ganador del de siempre. Pero ahí empezó el principio del fin. El Almería resurgió a lo grande cuando nadie lo esperaba. Primero igualó a seis y después empezó a dar gas hasta llegar a un escalofriante 8-13. Aunque mejor dicho, más que el equipo, quien resurgió fue Veres. El receptor húngaro liquidó al Son Amar con un servicio impresionante e infalible. Al final, 10-15 en el «tiebreak», 2-3 en el marcador y el billete para la final se lo quedó el Almería. El Son Amar se quedó con las ganas, una vez más. Lo dicho, demasiadas similitudes con la eliminación de la Copa del Rey.
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