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Pese a que la mirada del Drac Inca se orienta hacia la LEB-2, el club de es Raiguer no renuncia a la posibilidad de mantener su condición de franquicia LEB en los despachos. Cáceres y Tarragona fueron los primeros nombres que salieron a la palestra y los problemas se mantienen a día de hoy en dos conjuntos cuyo futuro en la categoría de plata está a día de hoy en el aire. En el caso de los extremeños, se sigue buscando el apoyo institucional y privado necesario para reflotar una SAD en quiebra técnica y que sobrevive gracias a los avales depositados en ACB y FEB. Pese a todo, el Cáceres confía en poder presentar toda la documentación para formalizar su inscripción en el plazo fijado, y el cinco de julio seguir siendo conjunto de la Liga LEB. Pero la opción extremeña no es del todo fiable, pues durante el pasado verano se mantuvo la incertidumbre y el Cáceres pudo finiquitar sus problemas en el último instante, gracias en buena medida al apoyo federativo, que dio el visto bueno a su inscripción pese a no cumplir con buena parte de los preceptos fijados.

El Drac Inca tiene claro que no va a adquirir la plaza y aguarda a que, o bien Cáceres o Tarragona, o cualquier otro club no llegue a tiempo, pero con la cabeza fría y sabiendo que, de momento, el destino es la LEB-2. Dentro del nuevo proyecto inquense, la reestructuración en los despachos sigue adelante. Todo apunta a que Willy Villar centrará más sus actuaciones dentro del campo deportivo y contará con apoyo a la hora de controlar la gestión y el día a día del club mallorquín, que sigue perfilando el cierre de la temporada y el balance económico antes de tratar el aspecto deportivo, un punto en el que el futuro de un Xavi Sastre cuya etapa parece agotarse resulta ser un punto inevitable y que marcará la línea a seguir.

El nuevo frente que se abre es Tarragona. Desde que se cerró el curso regular, la entidad catalana vive inmersa en un mar de dudas y su porvenir no estaba nada claro. El ascenso del Valls pone en un serio compromiso a las instituciones, que pueden reducir sus ayudas, con lo que la vía que quiere aprovechar el club es la obtención de patrocinios privados. Ante la desesperación al no obtener respuesta, los regentes del Club Bàsquet Tarragona, dado el fracaso deportivo de la temporada que agoniza, han optado por darse un margen de tiempo antes de tomar una determinación definitiva. Si no llegan las ayudas privadas, se plantearán el no tomar parte en la LEB e incluso vender su plaza al mejor postor, dejando al margen la posibilidad de poder presentar la documentación que certificaría su condición de equipo de la segunda competición del Estado. Entre los candidatos a poderse hacer con los derechos de la franquicia emerge la figura de Julio Gálvez, el presidente del Aracena, que siempre ha dejado claras sus intenciones de buscar una alternativa para seguir formando parte de la Liga y no arroja la toalla después del descenso consumado sobre la pista y que ha supuesto un duro revés para un proyecto que ha ido creciendo temporada tras temporada, pero que de la mano del Tarragona vuelve a ver la luz, aunque Aracena busca ubicación en otros lugares del mapa.