Benito Floro, en el transcurso de un entrenamiento del Villarreal de la presente temporada; el entrenador asturiano se ha comprometido por una campaña.Foto: SUPERDEPORTE

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El Mallorca ha llegado a un principio de acuerdo con Benito Floro para que el entrenador asturiano dirija la próxima temporada al equipo de Ciutat. Mateu Alemany cerró ayer el trato en Madrid con el técnico de Gijón, que será presentado casi con toda seguridad el miércoles. Floro ha aceptado las condiciones económicas y deportivas que le ha propuesto el club isleño, por lo que se convierte en el nuevo inquilino del banquillo de Son Moix. Alemany aprovechó la reunión de la Liga de Fútbol Profesional que ayer tuvo lugar en la capital para sellar el acuerdo. Floro firmará por una temporada y llegará a la Isla sin segundo entrenador y sin preparador físico, algo que ha abaratado notablemente el coste de la operación. El Mallorca tuvo claro desde un principio que Benito Floro era la mejor alternativa a Luis Aragonés, por lo que se lanzó a por el asturiano. El pasado viernes, tras la reunión del consejo de administración que tuvo lugar en la planta noble de Son Moix, el club se puso en contacto con el técnico para valorar la posibilidad de que aceptase la oferta rojilla. El pasado sábado Floro se negó a valorar esa proposición, pero sí que adelantó a este diario que el dinero no iba a ser un obstáculo para aceptar la propuesta del Mallorca.

Benito Floro (Gijón, 1952) no tuvo una destacada vida como futbolista, ya que jugó en equipos de categoría amateur como el Alzira o el Silla. Inició su periplo como entrenador en el Gandía de Tercera División, allá por el año 1985. En la campaña siguiente entrenó al Alzira, con el que hizo campeón del grupo valenciano de Tercera. Eso le granjeó una fama notable en la comunidad, por lo que al año siguiente iba a firmar por el Ontinyent. En el curso 87/88 le llegó la oportunidad de dirigir por primera vez a un conjunto de Segunda División B; fue al Olímpic de Xàtiva, al que situó en la cuarta posición y con el que consiguió disputar la fase de ascenso. De allí pasó al Villarreal, en el que vivió una primera etapa cuando los de Castellón estaban en la categoría de bronce del balompié nacional. También acabó cuarto, algo que le supuso firmar por el Albacete, también en Segunda B.

Y fue en el club manchego dónde creció definitivamente como entrenador. En la primera campaña logró el título y el ascenso de categoría, algo que repetiría al año siguiente en Segunda en un hecho histórico. El Albacete lograba el ascenso a Primera División y en tres años pasaba de las miserias de la Segunda B a la Liga de las Estrellas. Era el año 1991 y el preparador gijonés tocaba el cielo. Floro logró que el equipo del Carlos Belmonte soñara con Europa, y el Real Madrid iba a ser el siguiente paso. Ramón Mendoza reclutó al técnico para su nuevo proyecto y en el equipo de Chamartín iba a estar una temporada y media. Logró el último título de Copa que ha conquistado el Madrid allá por 1992, y la temporada siguiente fue despedido en la 27ª jornada del campeonato. Desde entonces la carrera de Floro sufrió un proceso de deterioro. Regresó al Albacete pero fue destituído en la 18ª jornada (1995) y al año siguiente tampoco iba a acabar la temporada en el Sporting de Gijón. Los asturianos le despidieron en la 34ª jornada poco antes de descender. Por eso decidió aceptar la propuesta del Vissel Kobe japonés y, tras tres años sin entrenar, se marchó a México para entrenar al Monterrey. Volvió a España en 2002 para hacerse cargo del Villarreal, equipo que abandonó en febrero por decisión propia tras perder en Zaragoza de forma contundente. Es un gran amante de la estrategia y un hombre muy implicado con el club que le contrata.