El tiempo invertido por Virenque fue de 6:00.24, a una media de
39,46 kms/hora tras completar un recorrido jalonado por 9 puertos,
los más importantes en los últimos 80 kilómetros, que no
desaprovechó para ponerse también de líder de la montaña y erigirse
como favorito al séptimo título de mejor «grimpeur» y desbancar así
al español Bahamontes y al belga Van Impe, con quien comparte el
récord de seis reinados de la montaña.
El vencedor aventajó en meta en 5:19 al pelotón de los favoritos
encabezado por los alemanes del T-Mobile Andreas Kloden y Erik
Zabel y donde llegó cuarto el campeón de España Francisco Mancebo,
quien tiró en la subida del último kilómetro en busca de arañar
algún segundo, pero Armstrong y Ullrich estuvieron atentos, como
Iban Mayo, y entraron en el grupo. No así Heras, Hamilton y
Sevilla, que se dejaron 7 segundos. Una falta de atención que les
obligó a dar un pequeño paso atrás en la general.
Virenque se llevó además del maillot de puntos rojos, que ya es
una especie de segunda piel para el, el cuarto puesto de la
general. Un día festivo para los franceses también en la carretera,
que vieron la imagen del vencedor y de Voeckler con sus respectivos
maillots de líderes. En la general el joven corredor de La
Boulangere mantuvo los 3 minutos respecto al australiano O'Grady y
los 4.13 sobre otro francés, Sandy Casar, segundo y tercero
respectivamente.
Credenciales
Una pequeña cota de cuarta categoría situada en el kilómetro 39
sirvió para que Virenque presentara sus credenciales en la edición
2004. Después de varias arrancadas se llevó consigo al belga del
Lotto Axel Merckx, un rodador. Juntos fueron en armonía hasta las
pendientes del Puy Mary, único puerto de primera de la jornada. Ahí
comenzó la nueva galopada del viejo león y los favoritos empezaron
a verse las caras de cerca. Una maniobra en cabeza del T-Mobile de
Ullrich obligó a Armstrong a dejarse ver en cabeza de grupo,
mientras que Mayo perdía terreno por una avería mecánica. El
descenso sirvió para la reagrupación general con la excepción del
grupo de esprinters, quienes sufrían su calvario particular, con
McEwen, Boonen y compañía.
En la misma bajada el susto lo protagonizaron el alemán Kessler
y el francés Sebastien Hinault, con sendas caídas que pusieron los
pelos de punta. El segundo fue trasladado en camilla. Antes se
retiró el aragonés del Liberty Angel Vicioso.
Por delante, y con un colchón de 7 minutos, Virenque iba a lo
suyo. Subió con solvencia el Col de Plomb de Cantal, de segunda, y
ya se lanzó los últimos 32 kilómetros hacia la meta, con los
deberes hechos y en plena demostración que sigue siendo la
referencia del ciclismo francés, huérfano de ídolos en los últimos
tiempos. No en vano es el último en subir al podio en París, como
segundo clasificado en 1997 tras Ullrich.
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