Carlos Moyà y Rafael Nadal ya pueden ubicar el escenario de su
sueño. El Estadio Olímpico de la Cartuja de Sevilla albergará entre
el 3 y el 5 de diciembre la final de la Copa Davis entre España y
Estados Unidos, una final con marcado acento mallorquín y en la que
el equipo español parte como favorito. La decisión de la Federación
Española de Tenis de inclinarse por la propuesta hispalense ha
causado cierta sorpresa y muchas críticas ya que Madrid también
optaba a albergar la eliminatoria. Agustí Pujol compareció el
pasado domingo, minutos después de ganar la eliminatoria de
semifinales ante Francia, para anunciar a los medios que en la
decisión para otorgar la sede de la final primarían los criterios
deportivos a los políticos. Evidentemente las condiciones que
ofrece Sevilla son mejores para el equipo español que las de
Madrid, aunque la decisión ha provocado la indignación de algunos
estamentos de la capital. Era difícil imaginar que después de haber
alcanzado la final de 2003, España podría repetir final un año
después. Más teniendo en cuenta que los dos mejores jugadores el
equipo andaban lesionados en el mes de febrero y que España tenía
que afrontar un desplazamiento a la República Checa, para medirse
en unas condiciones muy perjudiciales (pista rápida y cubierta).
Afortunadamente el G-3 (el grupo de capitanes que conforman Jordi
Arrese, Juan Avendaño y Josep Perlas) se encontraron con un as en
su manga: Rafael Nadal.
El tenista manacorí se convertía en el jugador español más joven
en debutar en Copa Davis (17 años) y tuvo que disputar el último
punto, el que decidía la eliminatoria. España descubrió en ese
partido el prototipo de un jugador de Copa Davis. Un tenista al que
no le pesa la responsabilidad independientemente de su edad y del
partido que deba disputar, un tenista de raza que no daba una
pelota por perdida, un tenista de un nivel sobresaliente. Su
victoria ante Radek Stepanek situaba al equipo en cuartos de final.
El tenis español tenía demasiadas deudas con Mallorca como para no
conceder esa eliminatoria a la Isla. El Coliseo Balear albergaba en
abril una eliminatoria histórica. Por primera vez coincidieron en
el equipo dos mallorquines, Carlos Moyà y Rafael Nadal. El
palmesano contribuía notablemente en el triunfo ante Holanda y el
sueño de levantar por segunda vez la Ensaladera -sería la primera
para ambos- se encarrilaba.
La eliminatoria de semifinales ante el incómodo equipo francés
viajaba a Alicante. Allí Moyà encontró el apoyo de un gran amigo
para mantener viva su esperanza de proclamarse campeón de Copa
Davis. Con la eliminatoria empatada a uno, Rafael Nadal ganó
prácticamente solo el punto de dobles, y sentenció la eliminatoria
en el cuarto punto con una contundente victoria ante Arnaud
Clement. La última parada del sueño balear será en Sevilla. El
Estadio de la Cartuja, un estadio construido en 1999 para albergar
los Campeonatos del Mundo de Atletismo acogerá la final más
multitudinaria de la Copa Davis, ya que tendrá capacidad para
22.000 espectadores. Para ello, se construirá con una estructura
tecnolada de poliéster una superficie de 4.000 metros cuadrados en
el Gol Norte del Estadio.
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