TW
0

Calvià va a convertirse en un tablero enorme, gigantesco, en el que 137 países van a jugar al ajedrez. La Olimpiada, la cita deportiva de mayor enjundia después de unos Juegos Olímpicos, ya es tangible. El próximo jueves los mejores jugadores del planeta abrirán la 36ª edición de un torneo de primer orden cuyo origen data de 1924, cuando se organizó en París un campeonato del mundo. Desde entonces, ciudades como París, Londres, Moscú o Buenos Aires han albergado una Olimpiada que ahora se instala en Calvià. Shirov, Vallejo, Ponomariov o Anand serán algunos de los reclamos de un campeonato que se cerrará el próximo 30 de octubre y que promete un espectáculo mayúsculo.

El telón se alzará con la puesta en escena de la Fura del Baus, que presentará el espectáculo «Sissa» -creado especialmente para la Olimpiada- a partir de las 20.00 horas en la playa de Santa Ponça. A partir de entonces, y hasta el día 30, el ajedrez asume el protagonismo. Sólo las ausencias de Kasparov, Kramnik, Polgar o Leko han manchado la organización de un evento bianual que tiene una amplia repercusión social y deportiva. Desde que en el año 2000 se realizara la petición formal para organizar la Olimpiada durante el congreso de la FIDE (Federación Internacional de Deportes de Estrategia)

Balears se ha ido arremangando para preparar la cita que finalmente acogerá Calvià. Ya en los años setenta se intentó que la Comunitat albergara una Olimpiada, pero fue en 1998 cuando todo arrancó y ahora, seis años más tarde, el torneo es una realidad. El viernes se abrirá la competición -que tendrá dos días de descanso- y que se disputará en el Gran Casino de Mallorca, área de juego de la Olimpiada. La Sala Ruy López acogerá la competición de selecciones absolutas y en ella se celebrará gran parte del torneo masculino, mientras en la Sala Reina Isabe se celebrará la competición femenina. Ese recinto acogerá una Olimpiada que ha dinamitado todos los registros de participación.