La necesidad ha vuelto a cruzarse en el camino del filial
mallorquinista. El plantel balear camina todavía desorientado por
el grupo primero de la categoría de bronce y después de nueve
jornadas en el agujero le ha llegado el momento de alterar el rumbo
de su travesía. Los isleños ponen a prueba su capacidad de
supervivencia ante un rival de su mismo rango, por lo que el valor
de los puntos se multiplica y ha hecho que la cita adquiera un tono
más óscuro que de costumbre. El Celta B será el equipo encargado de
medir sus pulsaciones y teniendo en cuenta que su situación en la
tabla también es delicada, se prevé un encuentro jugado a muchas
revoluciones (Municipal de Barreiro, 12 horas).
El Mallorca B llega a este punto demasiado rezagado y aunque eso
todavía no le supone una carga importante, sabe que una derrota
ante los gallegos le obligaría a forzar demasiado su engranaje de
cara a citas posteriores. Con cinco puntos en su mochila y sólo el
Arteixo por debajo, la zona tranquila se seguiría alejando en caso
de un nuevo tropiezo y por si fuera poco, las bajas han vuelto a
hacer daño en el vestuario balear que pierde a varios efectivos de
peso.
El entrenador mallorquín no ha podido incluir en la convocatoria
a Luciano, Carmona y Víctor, que hasta la última sesión de ayer
estuvieron al servicio del primer equipo. Además, se han quedado
también en la Isla Ernesto, Dani y Soauidy por distintos problemas
físicos. De esta forma, el preparador ha compuesto una expedición
de dieciseis futbolistas que integran Cabrero, Astrada, Tito, José,
Miguel Àngel, Rigo, Campos, Rafita, Xisco, Javi Fernández, Zazo,
Moreno, Sebas, Busi, Enric Pi y Dani Camacho.
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