El Mallorca B quiere aprovechar el impulso de la última jornada
para abandonar definitvamente las mazmorras del grupo primero. El
grupo que dirige Toni Cazorla cobró vida la pasada semana ante el
filial del Celta y debería seguir subido a la ola para aliviar las
heridas del arranque de campeonato. Los isleños reciben la visita
de un Alcorcón que cotiza al alza después de haber amontonado siete
jornadas sin perder y es consciente de que una victoria dispararía
sus ánimos y le permitiría ver el torneo desde otra perspectiva muy
diferente (Lluis Sitjar, 12.00 horas).
El último triunfo ha aligerado la carga de problemas del filial
y eso debería traducirse sobre el terreno de juego, aunque el
conjunto madrileño no se presenta como un contrincante asequible y
cuenta con argumentos suficientes como para complicarle la vida al
once bermellón durante los noventa minutos. El técnico local podrá
recuperar a algunos efectivos de importancia pero también se ha
desprendido de jugadores básicos como el ariete Víctor Casadesús y
el defensa Xisco Campos, ambos citados por Cúper para viajar con el
primer equipo a Sevilla.
El desafío del segundo equipo mallorquinista pasa además por
mejorar sus prestaciones como local, ya que hasta el momento sigue
siendo uno de los equipos más débiles de la competición cuando
actúa en casa, donde ha firmado unicamente un tanto en los cinco
partidos anteriores.
El Alcorcón viene a la Isla con la intención de seguir
haciendose fuerte entre la nobleza del grupo, un lugar en el que se
ha acomodado como una de las sorpresas más agradables de la liga. A
día de hoy es quinto a sólo un punto del segundo clasificado y
aspira a ser uno de los participantes de la próxima liguilla de
ascenso. En la primera parte del curso ha sabido moverse con
soltura en la zona alta y desde que el pasado 12 de septiembre
cayera frente al San Sebastián de los Reyes, no ha vuelto a hincar
la rodilla.
El conjunto de Raúl González presenta un bloque joven y muy
renovado que dispone en de sus mejores argumentos en los últimos
metros. Cuenta en sus filas con dos de los máximos goleadores del
torneo (Miguel Àngel y Robert, ambos con 5 tantos), pero su punto
débil está en la defensa. Ha encajado casi tantos goles (14) como
los que ha anotado (17) y quiere deshacerse cuanto antes de ese
lastre negativo.
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