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Albert Orfila/Carlos Montes de Oca
Mateo Alemany y Héctor Cúper. Sobre estos dos nombres recaerá la responsabilidad de liderar el Mallorca del futuro, el trienio que debe estabilizar al club en la nobleza del fútbol español. Cuando el presidente encendió la luz y divisó la posibilidad de contratar al entrenador argentino, le puso sobre la mesa un contrato de tres años y plenos poderes. Estas dos condiciones permitieron el regreso del técnico de Chabas y, en cierta forma, ambos quedaron ligados de forma recíproca. El futuro de Alemany está vinculado al de Héctor Cúper hasta como mínimo el 30 de junio de 2007.

El consejo. Desde la ampliación de capital, que permitió la entrada de inversores mallorquines, el Consejo de Administración del Real Mallorca SAD ha vivido momentos de inestabilidad. La primera erupción en la cúpula se produjo el pasado mes de julio, cuando Bartomeu Cursach anunció la venta de sus títulos alegando «motivos personales». En una operación sin traumas y con una agilidad empresarial notable, el consejo hizo efectiva la compra del 40% de las acciones que controlaba el empresario del ocio, el arquitecto Joan Tolo Seguí y Mateo Palmer.

El empresario Vicenç Grande pasó a ser junto al Grupo Zeta el accionista mayoritario de la entidad con un 20% de la sociedad, por un valor de 2.8 millones de euros. Además, algunos consejeros como Miquel Vaquer y Francisca March doblaron su participación, mientras que el grupo Garbal, de la mano de José Miguel García, entró en el consejo con una aportación de 600 mil euros, una cuota del 5% en el accionariado.