CARLOS MONTES DE OCA
La fórmula de juego que lleva practicando el Valencia en los últimos años volvió a cebarse con una víctima propiciatoria, el Mallorca, que no vence al equipo ché desde hace cinco temporadas y que sigue sin romper el maleficio que le persigue en Mestalla. Dos goles en dos saques de esquina le dieron los tres puntos al matemático equipo de Claudio Ranieri y empujaron al grupo de Cúper hasta el fondo del barranco después de tres semanas transitando hacia la curación definitiva. El Mallorca dominó antes del primer gol, descubrió flaquezas en la defensa de su rival, pero su falta de contundencia en ambas áreas empaquetó la primera derrota de la «era Cúper» en Liga (2-0).
El experimento de Ranieri, que apostó por fijar una línea de tres centrales por delante de Cañizares, situar a Xisco en la derecha y a Fiore en la izquierda, favoreció el buen arranque del Mallorca, que se sintió cómodo y dominador. Hasta el minuto 25, el Mallorca presionaba y se gustaba. El Valencia simplemente miraba, se dejaba llevar y se empeñaba en flagelar a su afición con una irritante mezcla de impericia y desgana. El grupo balear sacó su fútbol físico, combinado con unos toques de seda, y puso en aprietos a Cañizares. Jorge López y Arango eran dos extremos peligrosos, Pereyra tenía mando en plazo, Farinós se empleaba en la mina y Tuni se crecía en su orilla.
A los seis minutos llegó el primer aviso. Cortés penetró por su banda, centró al borde del área y allí Jorge López sacó a paseo su diestra con un remate que despejó de puños Cañizares. De inmediato, Juan Arango cargó su cañón y probó desde lejos. Y a los 15 minutos, el venezolano navegó por su orilla y le puso veneno a un centro con destino a Delibasic que estropeó Moretti. Y, para completar el carrusel de llegadas, una falta de Luis García que murió antes de la línea de meta. La grada no aguantó más y comenzó a arrojar chatarra sobre sus jugadores, con los tres centrales y Baraja como principales destinatarios.
Pero en el momento más bajo del Valencia apareció Moretti para alterarlo todo. El italiano se rebeló contra el desorden de su equipo y rompió al Mallorca con un remate de cabeza a la salida de un córner (min. 26). Un gol de verbena y un nuevo desajuste en la zaga. El tanto no alteró el guión, el Mallorca mantuvo su velocidad de crucero y el Valencia presentó liquidación por derribo. Una pifia de Cañizares estuvo a punto de provocar el empate. Arango vio el desmarque de Delibasic, le envió un pase de lujo a la espalda de los centrales que endulzó el portero con su fallo y amaró el montenegrino con un zurdazo, muy escorado eso sí, que se estrelló en el lateral de la red. Y con la grada pidiendo a gritos el descanso, Arango también se acercó al empate. El extremo le sacó los colores a Curro Torres por velocidad, encaró a Cañizares pero no afinó su disparo y arrojó la ocasión a la basura.
El Valencia recuperó su fisonomía habitual en el descanso, con la entrada de Rufete por Carboni, y el interior le amargó la tarde a Tuni por su banda. Westerveld se sacudió del frío con una parada fotográfica tras un cabezazo de Fiore. El Mallorca no tardó en responder. Fue tras un robo de balón de Luis García a un apagado Baraja que el asturiano no resolvió. En medio de un bostezo perpetuo, el Valencia rescató su pizarra. Una acción luchada por Xisco derivó en un nuevo córner que despertó al encargado del electrónico. Rufete sacó de esquina, Westerveld se pasó de frenada, Curro Torres tocó en el segundo palo y Baraja empujó a la red con Pereyra y Ramis mirándose entre sí (m. 64). Una falta al poste de Luis García y una ocasión de Corradi cerraron un choque que dejó para la historia el debut del centrocampista Carlos Carmona, que a sus 17 años y 4 meses batió un récord de precocidad con el Mallorca en Primera.
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