El peso de Rafael Nadal en el equipo español ya puede
equipararse prácticamente al de Carlos Moyà o Juan Carlos Ferrero.
Héroe en Brno y Alicante, su presencia en el equipo finalista va
mucho más allá que el de simple doblista. Su rendimiento en las
eliminatorias precedentes y el nivel que está mostrando en los
entrenamientos en el Estadio de La Cartuja han provocado que el
debate sobre la conveniencia de que sustituya a Ferrero mañana
viernes se traduzca en un cálculo de probabilidades sobre la mejor
manera de utilizarlo para que pueda rendir tanto en los singles
como en los dobles. En esta final de la Copa Davis, el G-3 cuenta
con el factor Nadal.
Igual que el tiempo en Sevilla, las sensaciones que están
teniendo los equipos español y estadounidense sufren cambios muy
bruscos en apenas unas horas. En cada jornada todo parece cambiar
excepto Carlos Moyà. El palmesano continúa mostrándose intratable
en la pista y su motivación se incrementa a medida que avanzan las
horas. Es el único que mantiene el rumbo. Todo lo contrario que
Ferrero, aunque en el caso del valenciano fue para proporcionar por
fin una buena noticia. El ganador de Roland Garros 2003 recuperó
ayer los golpes que le convirtieron en el rey de la tierra batida
el año pasado, y parece que las molestias en su mano derecha, donde
tiene unas ampollas, van disminuyendo.
Hoy se realiza el sorteo y los capitanes de los dos equipos
tendrán que dar los nombres de los jugadores que van a disputar los
individuales. En ambos casos hay dudas. El quebradero de cabeza del
G-3 es Rafael Nadal. En los días de concentración en Sevilla se ha
ganado ser el acompañante de Carlos Moyà en los individuales,
aunque los capitanes españoles no quieren desgastarle antes de
tiempo. De acuerdo con las normas, en la jornada del viernes, el
número uno del equipo local se enfrenta con el número dos del
equipo visitante, y viceversa. Esto obligaría a Nadal a medirse con
Roddick el primer día, en un partido que supondría mucho
desgaste.
Los números más objetivos apuntan a que los dos puntos más
asequibles para los estadounidenses son el enfrentamiento de
Roddick con el dos español y el punto de dobles. Lo único que está
completamente garantizado es que Rafael Nadal tendrá que formar
pareja para tratar de doblegar a los números uno del mundo, los
hermanos Bob y Mike Bryan en la jornada del sábado. También es
cierto que sacrificarle en la jornada del viernes podría ser un
suicidio. El manacorí no regala ninguna pelota, y menos en la Copa
Davis, por lo que el enfrentamiento ante Roddick seguramente le
exigiría demasiado a sus piernas. Prácticamente no tendría tiempo
de recuperarse para el dobles y llegaría a la jornada del domingo
sin fuerzas y con un alto desgaste psicológico. También hay que
valorar que si Ferrero no juega el viernes, alinearlo el domingo
sería como jugar a la ruleta rusa.
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