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Bestial. 27.000 espectadores en el Estadio de La Cartuja y una audiencia millonaria en más de 160 países presenciaron ayer la consagración de Rafael Nadal como una de las mejores raquetas del mundo. En una nueva exhibición de garra, talento y poderío físico, el tenista manacorí destrozó a Andy Roddick, número dos mundial, que jugó en Sevilla el mejor partido de su carrera sobre tierra batida. Fue la culminación de una jornada sobresaliente, que había comenzado con una clara victoria de Carlos Moyà ante Mardy Fish y que deja al equipo español con un balance de dos a cero tras la primera jornada de la final. Hoy es el turno de los dobles (16.00 horas), a priori un punto imposible ya que en el otro lado de la red estarán los hermanos Bob y Mike Bryan.

La exhibición de talento que ofreció ayer Rafael Nadal no dejó indiferente a nadie que presenció el encuentro. Era difícil encontrar el calificativo apropiado aunque todos giraban en torno al mismo tema: que si es un crack, que si ha bajado un ángel. Lo cierto es que su triunfo ante Andy Roddick lo ha cambiado todo. España acaricia la segunda Ensaladera de su historia y los capitanes ya no están dispuestos a firmar que la serie llegue con empate a dos al quinto partido. Poco se separó el partido Moyà-Fish del guión previsto. El palmesano evidenció que atraviesa uno de los mejores momentos deportivos de su carrera y el estadounidense, que la tiene batida es una superficie en la que difícilmente pueda conseguir nunca un resultado importante. La contundente victoria de Carlos permitió a Rafael Nadal afrontar el encuentro ante Roddick con cierta calma, aunque éste es un estado de ánimo que el manacorí no conoce cuando está dentro de una pista de tenis.

Rafael Nadal siempre ha estado acostumbrado a ganar. Eso de salir a la pista para cansar al rival no lo entiende. Así que decidió que iba a cambiar todos los planes previstos. Todas las apuestas apuntaban a que la primera jornada de la final terminaría en empate a uno, un resultado que les iba bien a los dos equipos, excepto a Nadal. Desde que aceptó la responsabilidad de jugar los individuales se marcó como objetivo el triunfo y Rafael no es de los que no alcanza sus metas. Su victoria deja al equipo español con una clara ventaja en el marcador de dos a cero y con un sinfín de combinaciones para mover bien sus fichas y alzarse con la Ensaladera.