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Javier García-Ochoa|MELBOURNE
Los McLaren-Mercedes dominaron la primera jornada de entrenamientos libres del Gran Premio de Australia, prueba inicial del campeonato del mundo de Fórmula Uno, en la que Pedro de la Rosa ha marcado el mejor tiempo y en la que Fernando Alonso (Renault) ha sido séptimo.

Después del primer enfrentamiento de los coches en las mismas condiciones ha quedado claro que los McLaren-Mercedes son muy rápidos, no solo porque De la Rosa, que estuvo a punto de ver su jornada arruinada al embestirle un Jordan que le echó fuera de la pista, haya sido el más rápido, sino porque detrás de él se ha situado el finlandés Kimi Raikkonen a tres décimas de segundo y el colombiano Juan Pablo Montoya ha sido quinto a ocho.

Si De la Rosa ha llevado la mayoría del trabajo del equipo McLaren, en cuanto han salido a la pista Montoya y Raikkonen han ocupado los primeros puestos de la clasificación y comienzan a perfilarse como favoritos.

Fernando Alonso tan solo salió en dos ocasiones a la pista durante la sesión de la mañana y en ambas dio una sola vuelta y paró para entrenar los repostajes, ya que con la pista sucia no merecía la pena gastar motor y neumáticos.

En la segunda, en su primera vuelta lanzada, marcó el mejor tiempo, pero luego fue cayendo en la clasificación hasta terminar con el séptimo. Los Ferrari de Michael Schumacher y del brasileño Rubens Barrichello, que también renunciaron a rodar por la mañana, tardaron en estar en la brecha, pero al final el campeón del mundo consiguió situarse con el cuarto mejor puesto.

Esta primera jornada de entrenamientos ha aclarado muy poco con respecto a lo visto a los entrenamientos invernales dominados por Renault, McLaren y Ferrari, porque el tercer tiempo conseguido por el alemán Nick Heidfeld (Williams FW27 BMW) lo ha conseguido al final de la sesión en un ensayo de clasificación y no en el transcurso de una serie de vueltas.

La nueva reglamentación de un motor para dos Grandes Premios y un juego de neumáticos por carrera, dictada por la FIA para que ahorren los equipos, además de no conseguir este objetivo, también está ahorrando espectáculo.