Un somero vistazo a la clasificación delata que el Mallorca anda
con los bolsillos cargados de piedras. No en vano, apenas ha ganado
seis partidos a lo largo del torneo, los mismos que ahora necesita
para lograr la permanencia. Tal vez por eso el discurso que Cúper
había repetido hasta la saciedad hablaba de compromiso y trabajo,
pero ayer fue más allá. El técnico de Chabas habló de «dignidad» en
un claro intento por exprimir al máximo la conciencia de la
plantilla, de la que asegura que sigue creyendo en la permanencia:
«Todos estamos convencidos de que lo podemos sacar», sentenció.
Sabe Cúper que apelando a la dignidad va a conseguir una
reacción fulminante en el vestuario y por eso no duda en pedir esa
cuota de compromiso. Es lo último que le queda por experimentar a
un técnico que, desde que llegó a la Isla, no ha cesado en la
búsqueda de fórmula que den con la permanencia. Hastiado de hablar
cada semana de lo mismo («hay que ganar»), el entrenador argentino
ha decidido echarle un pulso al corazón de los futbolistas:
«Tenemos que intentar dar más de lo que hemos dado hasta ahora. Hay
que tener la máxima dignidad para salir adelante, ha llegado el
momento».
Cúper incidió que «si logramos los puntos suficientes para
salvarnos, todos contentos; si no, al menos tendremos la
tranquilidad moral». El preparador mallorquinista fue más allá y
habló de «dignificar la camiseta» y se refirió a una deuda con la
hinchada: «Al menos que la afición vea que el equipo lo entrega
todo en el campo». Al margen de ese compromiso adquirido por el
equipo y el cuerpo técnico para abordar las últimas nueve jornadas
de Liga, están los números. Y esos denuncian que el Mallorca tiene
un enorme déficit, algo que no esconde Cúper.
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