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Javier J. Díaz La 'plaza de las tortugas' se volvió a convertir anoche en el punto de encuentro de la afición mallorquinista. Cerca de 500 personas conviertieron el lugar, minutos después de que el árbitro pitara el final del partido en Son Moix, en un auténtico hervidero de seguidores del equipo de Cúper, que liberaron todas las tensiones acumuladas durante la liga y cambiaron el sufrimiento de las últimas jornadas por una euforia y una alegría desatada. Uno de los primeros en romper el hielo y meterse de lleno en el agua de la fuente fue un niño de ocho años vestido de dimonió. El joven dio paso al resto de los aficionados que, ataviados con banderas y bufandas mallorquinistas, comenzaron a chapotear en el agua y a vitorear a su equipo después de una noche de tensión y transistores. Cerca de la medianoche la celebración de la permanencia alcanzó su punto algido ya que los aficionados que habían ido al campo a ver al Mallorca ya habían llegado a la plaza. La fuente estaba a rebosar de aficionados que repasaban los cánticos de la grada del Mallorca a la vez que saltaban y alababan al entrenador del equipo rojillo. La euforia inicial se convirtió en una lluvia de agua que hizo prácticamente 'enloquecer' a los mallorquinistas que entraban y salían constantemente de la fuente de la 'plaza de las tortugas'. Al color rojo predominante en Joan Carles I se le añadió el rosa brillante de algunas bengalas que se encendieron durante el éxtasis bermellón. Y en ese clímax el damnificado fue el perdedor de la noche, el Levante. Prácticamente todos los allí presentes se acordaron del rival valenciano y dedicaron varios cánticos al equipo granota al más puro estilo Eto'o hace unas semanas tras ganar la liga el Barcelona. Los agentes de Policía Local tuvieron que regular el tráfico, ya que quedó cortado el acceso a la confluencia de Jaime III con Es Born durante algunas horas. Lo que no pudieron regular fueron las bocinas y los cláxons de los conductores que pasaban por el lugar, que pusieron la música, lo único que faltaba a la celebración. La plaza volvió a revivir así los mejores momentos de la historia viva del Real Mallorca, de nuevo, bajo la batuta de Héctor Cúper. François, un aficionado francés del equipo, llegó del campo y se asombró de lo que estaba viendo. «No recordaba algo así desde la clasificación para la Champions», señaló este socio del club desde esta temporada. Toni, completamente mojado, apuntó, nada más salir de la fuente, su «satisfacción por poder ver al Mallorca otro año más en primera», y dijo que «tanto sufrimiento ha servido para algo». Los seguidores se fueron disgregando horas después de que el equipo consolidara la permanencia. El sueño ya estaba cumplido. La 'plaza de las tortugas' seguirá siendo un lugar de primera.