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28 de junio de 2003. Estadio Martínez Valero. Final de la Copa del Rey. El Mallorca tumba al Recreativo de Huelva (0-3) y conquista el primer título grande de su historia. Mañana se cumplen dos años de aquella gesta, veinticuatro meses de turbulencias internas y de movimientos constantes en el vestuario. De aquella plantilla dirigida por Gregorio Manzano que alzó el trofeo, apenas quedan tres jugadores (Cortés, Campano y Fernando Niño), cinco (Olaizola, Miquel Soler, Paco Soler, Miquel Angel Nadal y Marcos Martín) han colgado las botas y casi una veintena rememorarán la cita desde la distancia. Pero ha sido en la planta noble donde más cambios se han producido desde aquel 28-J, una metamorfosis notable que incluye tres cambios de accionistas mayoritarios, dos presidentes, seis entrenadores... una catarata de sucesos que han dificultado la estabilidad que se preveía tras aquellos goles de Pandiani y Samuel Etoo en Elche.

Once de gala
Gregorio Manzano apostó por su once de gala para medirse al Recreativo, que se presentaba en su primera final de Copa. El técnico andaluz dibujó de salida a Leo Franco en la portería; Cortés, Niño, Nadal y Poli en defensa; Lozano en el pivote con Alvaro Novo y Albert Riera en las bandas; Ariel Ibagaza en la mediapunta; Pandiani y Samuel Etoo en ataque. En los minutos finales, con el triunfo amarrado, entraron Carlos por Pandiani, Marcos por Ibagaza y Campano por Etoo, el héroe de la final con sus dos goles que no pudo festejar el título porque esa misma noche tomó un vuelo con destino a París para disputar la final de la Copa Confederaciones.

El Mallorca elevó su superioridad en el marcador a los 20 minutos, gracias a un penalti de Loren a Etoo que transformó Walter Pandiani para provocar la algarabía de las 15.000 camisetas rojas que tiñeron de rojo uno de los fondos del Martínez Valero. En la última acción del primer tiempo, el mallorquín Xisco Muñoz, que había sustituido minutos antes a Bermejo, remató a la red un centro de Raúl Molina que fue anulado por el asistente -Rafa Guerrero- por una presunta falta sobre Miquel Angel Nadal.

Tras el descanso, Samuel Etoo se desperezó y conquistó el partido. El camerunés firmó los dos últimos goles, el tercero espectacular, que adelantó la fiesta en las gradas y en el palco, donde Antonio Asensio Mosbah disfrutaba del éxito ocho años después de que su padre adquiriera las acciones del Real Mallorca. Pocos podían imaginar entonces las turbulencias posteriores en el consejo de administración y en el propio vestuario.

El club entró en una ampliación de capital que se demoró más de la cuenta y que retrasó las operaciones. Para empezar, ante la indefinición absoluta de la entidad, Gregorio Manzano se marchó al Atlético de Madrid y el club decidió apostar por el portugués Jaime Pacheco. Tras casi dos meses de reuniones maratonianas, el jueves 21 de agosto el Mallorca cerró su ampliación de capital. La mallorquinización del Mallorca dejó el 80 por ciento del accionariado en manos locales, con una porción notable en manos del empresario del ocio Bartomeu Cursach.

Los nuevos dueños del Mallorca se estrenaron en la Supercopa de España que el equipo balear perdió ante el Real Madrid. Abandonaron el club Lozano, Pandiani, Riera, Turu, Miquel Soler, Biagini, Carlos y, el último día de plazo, Ariel Ibagaza. El conjunto de Pacheco arrancó la Liga con titubeos y Cursach decidió despedir al entrenador portugués a las primeras de cambio y recuperó a Aragonés. Cuando la estabilidad parecía ser una realidad, el 21 de octubre Bartomeu Cursach anuncia su intención de vender sus títulos y concede un plazo de diez meses. El Mallorca se salvó gracias a sus cinco últimas victorias consecutivas...y de nuevo otro verano movido. Cursach cumplió su promesa y abandonó la entidad, que pasó a ser controlada a partes iguales por la Familia Asensio y Vicenç Grande.

Un verano de turbulencias
Luis Aragonés se ofreció para ser seleccionador y el Mallorca la abrió la puerta de salida. Floro fue su relevo. Y Samuel Etoo se marchó al Barça a cambio de 24 millones de euros, 12 para el club balear. También dejaron el barco Leo Franco, Miki, Bruggink, Colsa, Novo...La temporada fue un cúmulo de despropósitos. Ni el regreso de Cúper activó a una plantilla que coqueteó con Segunda. De repente, el Levante se hundió y el grupo isleño obró un milagro que dio paso a una reestructuración profunda en la entidad. Mateu Alemany y Pep Bonet dimitieron de la presidencia y la secretaría técnica, respectivamente, y Vicenç Grande asumió el poder absoluto en el consejo tras comprar las acciones de Miquel Dalmau y Vicenç Rotger, dos de los mallorquinistas que vibraron en Elche el 28 de junio de 2003...hace sólo dos años.