Los tenistas mallorquines Rafael Nadal y Carlos Moyà, en una imagen captada tras un reciente entrenamiento. Foto: TERESA AYUGA

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Con las maletas repletas de ilusión y un buen puñado de esperanzas depositadas en el último Grand Slam de la temporada, Carlos Moyà y Rafael Nadal atraviesan el Atlántico con la intención de dejar huella sobre el cemento de Flushing Meadows, escenario de un US Open que desde el lunes albergará a las mejores raquetas del circuito con un objetivo común para la práctica totalidad de ellas: impedir a Roger Federer que pueda alzar el que sería su segundo «grande» del curso. Serán dos semanas en las que Rafael Nadal pasará una reválida tras ofrecer excelentes prestaciones en Montreal y dar buena cuenta de Andre Agassi.

Pero el joven tenista de Manacor, número dos del mundo, será protagonista de un largo camino que todos vaticinan que finalizará en la final esperada. El Federer-Nadal es el mejor partido del momento, pero el pupilo de Toni Nadal se quita presión de encima. Sabe que en un cuadro tan voluminoso, ha de moverse con cautela. El primer obstáculo, el estadounidense Bobby Reynolds, no plantea excesivos apuros al ganador de Roland Garros, quien ha cargado pilas tras unos días de descanso en la Isla. «Para llegar lejos, hay que jugar bastante bien, e ir partido a partido. Eso ya es sumamente complicado, y más dependiendo de quien te pueda tocar», explicó Nadal antes de emprender viaje hacia Estados Unidos junto a su tío y entrenador.

El número uno y el tan mencionado pulso con Federer no le obsesionan. «No me gusta convertir un partido tan pronto en un duelo. Roger dispone de una importante diferencia en la clasificación como para seguir siendo el mejor después del Abierto de Estados Unidos. Lo que tengo que hacer es mejorar y adquirir experiencia. Lo importante es no bajar la guardia y mantener el nivel que he mostrado en las últimas semanas, pero en especial en Montreal. Por ahora, acabar el número dos es la meta y por lo que voy a pelear en Nueva York y en otros torneos», prosiguió. Sobre sus molestias en el hombro, restó importancia al hecho y espera «no tener problemas. De momento estoy bien, aunque ya veremos cuando empiece a forzar».