La cuenta del Mallorca sigue vacía. Mientras el campeonato de Liga
avanza hacia su tercer episodio, el equipo balear continúa inmóvil
tras la línea de salida y presenta los números más raquíticos de la
competición. Dos jornadas han sido suficientes para alojarse de
nuevo en el vagón de cola y para reeditar los momentos más
desagradables del curso pasado.
La situación no admite comparaciones cercanas. El Mallorca había
protagonizado comienzos muy similares al actual, pero en ningún
caso había firmado una aportación tan pobre. Los mejores ejemplos
son el de la temporada 2002-03, con Manzano en el banquillo, y el
de la 99-00, en la que Mario Gómez era ejefe del vestuario. Tanto
con el jienense como con el argentino, el conjunto bermellón se
estrelló en los primeros partidos -con Manzano después ganó siete
consecutivos- pero disponía de más munición en los últimos metros y
a estas alturas los aficionados ya habían celebrado algún que otro
tanto.
El Mallorca es un club habituado a los arranques óscuros, pero
los 180 minutos disputados hasta el momento han minimizado sus
peores registros. Los isleños no le han quitado aún el precinto a
su casillero de puntos y siguen inéditos en ataque, donde sus
carencias no han tardado en salir a flote. Es, junto a Atlético y
Racing, la única formación de Primera división que todavía no ha
marcado un solo tanto, aunque los de Bianchi al menos tienen un
punto entre sus propiedades y su sistema de seguridad aparenta ser
mucho más fiable que el insular.
Un análisis reducido a la labor de Héctor Cúper también delata
que su segunda etapa en la Isla no es tan gratificante como la
primera. Con él al frente y en este mismo punto de la competición,
el Mallorca tenía cuatro puntos en su maleta que le permitían
seguir la Liga desde las alturas, en un enclave privilegiado. De
hecho, las dos etapas que inició el de Chabas en su primera
aventura europea han sido las más brillantes de la última década,
un dato que se opone a los números irrisorios de hoy en día.
Otras referencias válidas son las que se trazaron durante los
tiempos de Jaime Pacheco (03-04) y Benito Floro (04-05). En ambos
casos, el equipo que tuvo que cargar durante meses con el lastre de
un inicio ruinoso, pero lo hizo con otras maneras, con otra
conducta. A pesar de su evidente déficit, alternó luces y sombras
en varias funciones llenas de contrastes y ambos acabaron dejando
el club por la puerta de atrás y mucho antes de lo pactado a su
llegada.
Tampoco fue buena la puesta de largo con Luis Aragonés al mando
de las operaciones. El Mallorca de la 2000-01 recibió un severo
correctivo en su primer desplazamiento -cayó 4-0 en Valencia
durante la segunda jornada-, pero antes se había adueñado de un
punto frente al Valladolid que había amortiguado su caída y que, a
la postre, sería básico en su ascensión hacia los puestos
europeos.
Otro de los capítulos más dramáticos de los últimos tiempos, el
del ejercicio 2001-02, tampoco tuvo un nacimiento tan áspero como
el que han provocado Deportivo y Barcelona. El alemán Bernd Krauss
salió airoso de esas dos primeras actuaciones gracias a un triunfo
mínimo en San Mamés (0-1) que le instaló en el puesto 12 de la
clasificación. También es cierto que tras esa alegría el equipo
experimentó un bajón alarmante y que el germano fue despedido tras
permanecer sólo ocho partidos en su cargo.
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