Riera y Luis García, con las camisetas de Espanyol y Mallorca, ayer, en Sant Andrià. Foto: ANTONIA CECILIA

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Abandonaron la Isla de forma inesperada. Casi sin tiempo para hacer las maletas ni despedirse. Uno facturó el equipaje apenas unas horas antes de iniciar la pretemporada y tan solo unas semanas después de haber conquistado la Copa del Rey. El otro se marchó a falta de cuatro días para comenzar la Liga, tras haber sido el máximo goleador del Mallorca la temporada pasada. Con sus traspasos a Girondins de Burdeos y Espanyol, respectivamente, el club balear ingresó más de 9 millones de euros (1.500 millones de las extintas pesetas). Ahora, el destino los ha unido bajo el escudo del Espanyol y el próximo domingo se medirán al grupo de Cúper por primera vez desde su salida en una cita con sabor a nostalgia. Son Albert Riera (Manacor, 1982) y Luis García (Oviedo, 1981), que ayer recibieron a Ultima Horadesde su centro de operaciones en la Ciudad Deportiva de Sant Adrià de Besós, a las afueras de Barcelona, para analizar el encuentro de Montjuic, una contienda especial para ambos.

Son las doce y media del mediodía. El sol trata de abrirse paso entre las nubes que cubren el cielo de la Ciudad Condal. Ahí abajo, sobre el césped, castigado por las lluvias caídas en las últimas horas, Miguel Angel Lotina apura la sesión preparatoria. La Ciudad Deportiva del Espanyol, situada en Sant Adrià de Besós, es una coqueta instalación con dos campos de césped natural, otros dos de hierba artificial, pistas polideportivas, una tribuna principal con capacidad para 1.200 espectadores y dos gradas para 640 aficionados. La entrada es accesible, muy cómoda para los informadores y para los futbolistas, que aparcan sus vehículos en la misma puerta del vestuario principal. Tampoco se aprecia un agobio mediático.

A esa hora, apenas quedan jugadores sobre el césped. Entre ellos, Albert Riera y Luis García, que trabajan a destajo. Ellos, como la mayoría de los teóricos titulares que se enfrentarán el domingo al Mallorca, no jugaran por la tarde ante el Lleida -ganó el Espanyol 4-1- en la semifinal de la Copa Cataluña y el preparador vizcaíno ha decidido sacar el látigo. Bajo la supervisión de Tommy N'Kono también se prepara el mallorquín Gabriel Ribas (02-12-1985, Palma), el tercer portero del primer plantel, tras Carlos Kameni y Gorka, que el curso pasado se estrenó en Primera División. «El descenso a Tercera División nos ha afectado a todos, pero confío en asentarme este año en la primera plantilla», apunta Ribas, campeón de Europa con la selección sub-19 que pasó por el Relojería Calvo, San Francisco, Mallorca y Campos antes de emigrar a Barcelona a los 16 años.

El primero en aparecer vestido de paisano es Luis García. Al delantero asturiano no es necesario ponerle al corriente de nada que huela a mallorquinismo. Maneja informes de primera mano. De hecho, cada vez que tiene un par de días libres se pasa por el precioso chalet que compró el año pasado en la urbanización Las Palmeras, en el municipio de Llucmajor, una propiedad que «nunca venderé». Hace unas semanas se fue a cenar con algunos de sus ex compañeros y amigos. Tuni, Víctor, Borja, Farinós...los conoce a todos menos a Choutos, Doni y Yordi, que abrieron la puerta del vestuario tras la primera cita de Liga. La conversación es en la cafetería de la Ciudad Deportiva y Luis García no esquiva ninguna pregunta. Reitera una y otra vez que su inesperada marcha obedeció a motivos «estrictamente» económicos y en ningún caso a desaveniencias con Cúper, con quien comparte representante. Aprovecha la charla para elogiar al técnico argentino, «del que aprendí mucho y el mejor entrenador que puede tener el Mallorca». Aunque la trayectoria no acompaña, los números avalan su fichaje. Es el máximo goleador del Espanyol en competición oficial, con 4 goles, y ha sido titular en todos los encuentros. «Espero superar los 11 tantos que he marcado en las dos últimas campañas».