Abandonaron la Isla de forma inesperada. Casi sin tiempo para
hacer las maletas ni despedirse. Uno facturó el equipaje apenas
unas horas antes de iniciar la pretemporada y tan solo unas semanas
después de haber conquistado la Copa del Rey. El otro se marchó a
falta de cuatro días para comenzar la Liga, tras haber sido el
máximo goleador del Mallorca la temporada pasada. Con sus traspasos
a Girondins de Burdeos y Espanyol, respectivamente, el club balear
ingresó más de 9 millones de euros (1.500 millones de las extintas
pesetas). Ahora, el destino los ha unido bajo el escudo del
Espanyol y el próximo domingo se medirán al grupo de Cúper por
primera vez desde su salida en una cita con sabor a nostalgia. Son
Albert Riera (Manacor, 1982) y Luis García (Oviedo, 1981), que ayer
recibieron a Ultima Horadesde su centro de operaciones en la Ciudad
Deportiva de Sant Adrià de Besós, a las afueras de Barcelona, para
analizar el encuentro de Montjuic, una contienda especial para
ambos.
Son las doce y media del mediodía. El sol trata de abrirse paso
entre las nubes que cubren el cielo de la Ciudad Condal. Ahí abajo,
sobre el césped, castigado por las lluvias caídas en las últimas
horas, Miguel Angel Lotina apura la sesión preparatoria. La Ciudad
Deportiva del Espanyol, situada en Sant Adrià de Besós, es una
coqueta instalación con dos campos de césped natural, otros dos de
hierba artificial, pistas polideportivas, una tribuna principal con
capacidad para 1.200 espectadores y dos gradas para 640
aficionados. La entrada es accesible, muy cómoda para los
informadores y para los futbolistas, que aparcan sus vehículos en
la misma puerta del vestuario principal. Tampoco se aprecia un
agobio mediático.
A esa hora, apenas quedan jugadores sobre el césped. Entre
ellos, Albert Riera y Luis García, que trabajan a destajo. Ellos,
como la mayoría de los teóricos titulares que se enfrentarán el
domingo al Mallorca, no jugaran por la tarde ante el Lleida -ganó
el Espanyol 4-1- en la semifinal de la Copa Cataluña y el
preparador vizcaíno ha decidido sacar el látigo. Bajo la
supervisión de Tommy N'Kono también se prepara el mallorquín
Gabriel Ribas (02-12-1985, Palma), el tercer portero del primer
plantel, tras Carlos Kameni y Gorka, que el curso pasado se estrenó
en Primera División. «El descenso a Tercera División nos ha
afectado a todos, pero confío en asentarme este año en la primera
plantilla», apunta Ribas, campeón de Europa con la selección sub-19
que pasó por el Relojería Calvo, San Francisco, Mallorca y Campos
antes de emigrar a Barcelona a los 16 años.
El primero en aparecer vestido de paisano es Luis García. Al
delantero asturiano no es necesario ponerle al corriente de nada
que huela a mallorquinismo. Maneja informes de primera mano. De
hecho, cada vez que tiene un par de días libres se pasa por el
precioso chalet que compró el año pasado en la urbanización Las
Palmeras, en el municipio de Llucmajor, una propiedad que «nunca
venderé». Hace unas semanas se fue a cenar con algunos de sus ex
compañeros y amigos. Tuni, Víctor, Borja, Farinós...los conoce a
todos menos a Choutos, Doni y Yordi, que abrieron la puerta del
vestuario tras la primera cita de Liga. La conversación es en la
cafetería de la Ciudad Deportiva y Luis García no esquiva ninguna
pregunta. Reitera una y otra vez que su inesperada marcha obedeció
a motivos «estrictamente» económicos y en ningún caso a
desaveniencias con Cúper, con quien comparte representante.
Aprovecha la charla para elogiar al técnico argentino, «del que
aprendí mucho y el mejor entrenador que puede tener el Mallorca».
Aunque la trayectoria no acompaña, los números avalan su fichaje.
Es el máximo goleador del Espanyol en competición oficial, con 4
goles, y ha sido titular en todos los encuentros. «Espero superar
los 11 tantos que he marcado en las dos últimas campañas».
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