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En tiempos difíciles para el mercado, Drac Inca y Palma Aqua Mágica echaron mano de dos los interiores más resolutivos del viejo continente. La Alemania de Nowitzky se reivindicó en el pasado Eurobásket, y dos de los productos de la factoría germana ejemplifican la descarada apuesta de los dos clubes mallorquines de la LEB. Ascender a la ACB es el reto, y para ello se ha apostado por partida doble por el producto alemán. Jan Hendrik Jagla (Berlín, 1981) y Robert Maras (Freiburg, 1978) han dado un mayor toque de calidad a dos de los colíderes de la categoría de plata -junto al León Caja España (8-2)- y refuerzan el juego interior de las franquicias insulares cuando apenas se ha disputado una cuarta parte de la competición regular. Ambos saben lo que es jugar y entrenar juntos. Lo hicieron en el Alba Berlín y en la selección absoluta, con la que trabajaron en Mallorca durante el pasado verano y el destino ha querido que la Isla sea su centro de operaciones a lo largo del presente curso. Dos pívots, 213 y 216 centímetros, respectivamente, al servicio de Inca y Palma a la búsqueda de saldar la gran asignatura pendiente del baloncesto mallorquín.

Jagla fue el primero en aterrizar. Lo hizo en la capital de es Raiguer cuando la lesión de Legasa y la espantada de Isma Torres encendió las luces de alarma en la pintura. Los Àngeles Clippers no le dieron la oportunidad de debutar en la NBA y se quedó a las puertas de ir al Europeo y colgarse la plata, pero Jan quería demostrar que tenía un hueco en una liga competitiva. La está costando adaptarse a la competición, pero ya ha tenido tiempo para demostrar que clase atesora. «No soy una estrella, en este equipo no hay ninguna, lo que intentaré es dar el máximo pues este proyecto me ilusiona. Sé, y ya he podido ver que la LEB es una de las cinco mejores ligas de Europa y en Mallorca estoy muy a gusto», explica Jagla, quien destaca la tranquilidad de la Isla, y en especial de Vilafranca, localidad en la que reside. «Es un lugar fantástico. Por un lado de mi casa veo el pueblo, y por el otro, el campo. No se puede pedir más», afirmaba Jagla, quien recordaba a tenor de lo dicho por su amigo que «no nos podemos considerar estrellas. Eso es algo reservado para los Gasol o Nowitzky...».

Ilusionado se encuentra Maras, feliz de cambiar Maó por Ciutat. De su etapa en el Llanera, que no le renovó su contrato pese a la insistencia de Curro Segura, prefiere no hablar «y centrarme en el Aqua Mágica». Mallorca es para él y su pareja «el mejor lugar para vivir. Tengo aquí a un buen amigo que es un fanático del baloncesto. Es subdirector del hotel Sascha Rinne de Bendinat y gracias a él, muchos equipos alemanes vienen aquí durante la pretemporada o en invierno». A sus 27 años, este cinco de raíces croatas, pero nacionalidad alemana, lo ha ganado casi todo. Tres ligas y una Copa germanas, con el Alba y el Frankfurt Skyliners, llegando a debutar en la Euroliga, son la base de una hoja de servicios adornada por una medalla de bronce en el Mundial de Indianápolis'02 y el bronce en el pasado Campeonato de Europa, dejando en el camino de los metales a España. Llegar desde la ACB -ha jugado en Caja San Fernando y Llanera Menorca- es para Robert «una motivación añadida. La LEB tiene el mismo nivel que la Bundesliga y si he venido es porque hay ganas de subir y para mí es un desafío interesante en lo profesional y personal».