La pesca es el deporte lúdico con mayor número de licencias en
Balears. Un total de 42.000 dejan ver que es una modalidad con
gancho. Pero más allá del mero recreo, algunos se lo toman muy en
serio. Es el caso de Enrique Martínez, que semanas atrás hizo
historia al ayudar a la selección española a obtener el título
mundial de la modalidad Mar-Costa en aguas de Porto Sant'Elpidio
(Italia). La rúbrica a una excelente trayectoria que tuvo como
complemento el octavo puesto en la general individual. A sus 23
años, y en su segunda temporada como sénior, le ha llegado la
consagración. Porque lo logrado en el Adriático transalpino no es
el único oro que luce en sus vitrinas. Enrique ya fue campeón del
mundo júnior en 1999, además de bronce al año siguiente en la misma
categoría. Fue el único representante balear en el quinteto
español, que por primera vez en la historia subió a lo más alto del
cajón en esta especialidad en concreto, pues España es toda una
potencia dentro del marco mundial.
Pertenciente al Club Pescadors Esportius de Calvià, con sede en
Palmanova, vive el día a día con un grande de la pesca universal,
el también mallorquín Andreu López Schmid, campeón del mundo
individual (1984 y 1995) y por naciones (1981, 1984 y 1992), del
que ha aprendido algunas cosas de cara a dar el salto a la élite
internacional. La afición por la pesca deportiva la ha heredado de
su padre, otro competidor habitual, y pese a iniciarse con once
años, en poco más de una década ha tenido la ocasión de disputar
cinco Campeonatos del Mundo, entre absolutos y juveniles, y una
decena de Campeonatos de España. Como el grueso de todos los
deportistas en especialidades minoritarias, Enrique lamenta «la
falta de ayudas», pues sólo la Federación Española de Pesca y
Cásting les cubre los gastos cuando se debe disputar el Mundial.
«El resto te lo tienes que pagar tú y eso te lo hace más difícil,
más cuando tienes que ir a las competiciones previas para
clasificarte», asevera el flamante campeón del mundo de pesca
Mar-Costa, que cuenta con el único apoyo firme de su trabajo y de
un patrocinador personal como «Ultra Marine», una firma italiana
que le proporciona material. Es en aquel país donde se puede vivir
profesionalmente de la pesca, algo de lo que en España muy pocos
pueden presumir.
Aunque no lo parezca, la pesca es una modalidad que requiere de
una preparación física específica. La temporada de Enrique se
extiende entre los meses de marzo y noviembre, lo que demanda una
regularidad, más cuando se compite al más alto nivel. El pescador
trabaja un mínimo de dos horas diarias, combinando el gimnasio con
la pesca. La velocidad y los reflejos son sus principales
preocupaciones, pues la meta es obtener el mayor número de capturas
posible. Tener una técnica de lanzamiento perfecta y llegar lejos
en el tiro de la caña -llega hasta los 180 metros- son las metas de
su esfuerzo. Entre sus capturas, Enrique recuerda que «con once
años, pesqué una Palometa de 18 kilos, y tardé una hora y cuarto en
poder sacarla. ¡Acabé llorando del esfuerzo!», confiesa el poseedor
de la preciada medalla de oro que le acredita como campeón del
mundo de pesca por equipos. Para llegar a serlo, obtuvieron una
puntuación de siete, con dos primeros, un segundo y un tercer
puesto, obteniendo a la vez la mayor captura (272 kilos) y el mayor
peso total (18,662). Así, relegaron a Italia al segundo puesto y a
Portugal al tercer peldaño, con un margen de nueve puntos sobre los
anfitriones, los grandes derrotados.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.