El escolta del Palma Aqua Mágica Pep Pacreu intenta superar la defensa de Shalawn Miller en un reciente entrenamiento del equipo dirigido por Eloy Doce.
Foto: PERE BOTA
El baloncesto mallorquín está viviendo una semana menos grande de lo que debería aguardar con motivo del primer partido en una década de historia de la LEB entre dos conjuntos de la Isla: Palma Aqua Mágica y Drac Inca. La polémica generada por el horario de la disputa del choque ha desembocado en la peor de las soluciones, siendo los aficionados los principales perjudicados. Tras varias jornadas de contactos y gestiones a nivel deportivo y político, la falta de acuerdo entre ambos clubes ha desembocado en la oficialización de un horario que era un secreto a voces y que se había convertido en un serio problema después de que Audiovisual Sport confirmara que tenía intención de retransmitir a través de la modalidad de pago por visión (PPV) el encuentro que deben disputar el domingo a las siete de la tarde el Real Mallorca y el Atlético de Madrid. En un escenario separado por poco más de un centenar de metros del Palau d'Esports de Son Moix, donde a la misma hora se dará el salto inicial al último partido de la liga regular en su primera vuelta, un derbi marcado por el esperpento en sus vísperas y que puede ver mermada la asistencia de aficionados a las gradas de Son Moix dada la coincidencia en la misma franja temporal de los dos grandes acontecimientos deportivos del fin de semana. Finalmente, las diferencias entre los dos equipos han acabado por forzar un desenlace esperado.
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