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El Mallorca ha vuelto a quedar suspendido sobre el abismo en el momento menos oportuno. El grupo balear fue zarandeado anoche en Mestalla por un Valencia muy superior y la escuadra rojilla empieza a sentir el aliento de sus rivales directos, que poco a poco han ido recortando el crédito del que presumían los rojillos hace tan sólo unas semanas. Después de enlazar tres citas sin contenido, los isleños se marchan de vacaciones dejando un montón de asuntos pendientes y la sensación de que es necesario otro cambio de dirección radical.

La jornada de ayer fue especialmente nociva para los intereses bermellones, pero pudo haber sido aún peor si el Athletic no hubiera tirado a la basura una ventaja de dos goles en Zaragoza. En cualquier caso, la tabla se ha comprimido de forma preocupante en la zona caliente porque el Betis arrolló al colista en el Ruiz de Lopera y el Espanyol sorprendió al Deportivo en Riazor. Además, el Málaga incrementó en un punto su ventaja con respecto al Mallorca gracias a su empate frente al Villarreal y el Zaragoza se alejó del peligro al tiempo que se rearmaba de moral. Un panorama desconcertante para un equipo que no termina de arrancar y que podría caer en una nueva depresión en el caso de que se prolongue demasiado su respuesta en la clasificación.

Por otra parte, el Mallorca confirmó en la capital del Turia que Mestalla es, junto con El Sadar de Pamplona, el estadio en el que peor se mueve de todo el campeonato de Liga. No había ganado allí en sus 18 visitas anteriores y ayer, de la mano de Cúper, volvió a firmar otra actuación llena de sombras cuando lo que necesitaba era todo lo contrario.

De esta forma, los enfrentamientos entre valencianistas y mallorquinistas siguen totalmente desnivelados hacia el costado levantino. Una vez anotado el resultado de anoche, la escuadra ché acumulan ya catorce victorias en este tipo de enfrentamientos y tan sólo han dejado escapar cinco empates en todo este tiempo.

A ese dato tan triste y negativo hay que añadir además el pobre rendimiento ofensivo del conjunto balear en sus desplazamientos. Los isleños han marcado once goles en dieciocho partidos a domicilio ante el Valencia y ha recibido ni más ni menos que 45.