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Gustavo López / Fernando Fernández
La decepción imperó en la afición mallorquina que pobló las gradas del Palau d'Esports de Son Moix tras el bocinazo final. De los tres mil cuatrocientos espectadores que siguieron en vivo el decisivo choque de la Copa Príncipe, alrededor de tres mil doscientos eran seguidores de la isla. La Zona Pimentonera, peña del Polaris World Murcia, llegó a Ciutat con doscientas gargantas que, a pesar de estar en minoría, se hicieron notar durante el encuentro e incluso hubo momentos en que superaron en decibelios a los seguidores locales.
Por el bando inquense, la peña «Bèsties Negres» volvió a la carga y lideró hasta Ciutat a mil doscientos aficionados, que recibieron el apoyo de las peñas del Aqua Mágica, Los Olivos y Aqua Mix, tal y como acordaron los vicepresidentes de ambos clubes en la previa a la competición. Muchas bufandas celestes ondearon en pro del bloque balear, ya que el objetivo era que el trofeo se quedara en casa, pero no pudo ser.
Durante la mañana de ayer, el Ajuntament d'Inca repartió 500 entradas gratuitas que se agotaron en media hora, por lo que tuvo que buscar otras 500 más que también se ofrecieron en un breve espacio de tiempo.
Nuevamente, como ya sucediese en la jornada del viernes, el palco estuvo a rebosar de personalidades. Los alcaldes de Palma e Inca, Catalina Cirer y Pere Rotger, estuvieron sentados junto al presidente de la Federación Española de Baloncesto, José Luis Sáez, que fue el gran ausente en las semifinales. En cada extremo de la platea se encontraban los presidentes del Aqua Mágica, Miquel Ramis, y del Drac Inca, Joan Rubert. También estuvo en la zona VIP el propietario de la empresa Drac y presidente del Real Mallorca, Vicenç Grande.
Por otro lado, a pesar de ser la final, la expectación mediática disminuyó considerablemente respecto a las semifinales del viernes.