Otra tarde de caras largas en el estadio de Son Moix y de
argumentos más breves que en anteriores ocasiones en la sala de
prensa. Héctor Raúl Cúper terminó el encuentro dolido por un empate
que complica aún más la situación del Real Mallorca y ya no sólo
mostró su malestar por el escaso número de puntos que figuran en su
casillero. El técnico argentino admitió el mal juego de la primera
mitad, pero no ofreció valoraciones sobre la reacción de los
aficionados, porque aseguró no haber visto los pañuelos.
El preparador mallorquinista, que revolucionó el once titular y
la lista de convocados para invertir la dinámica perdedora de los
suyos en el tramo final de la primera vuelta y en los primeros
episodios de la segunda, reconoció que «estamos en un momento muy
complicado y muy duro. Estamos buscando todas la maneras de
levantar el espíritu para mejorar en todos los sentidos y nos
cuesta mucho trabajo. Hoy -por ayerera importante ganar porque era
un golpe de ánimo muy importante».
En un análisis en el que los aspectos negativos fueron más que
los positivos, Héctor Cúper realizó un balance marcado por el
realismo e impregnado de pesimismo: «En el primer tiempo estuvimos
muy nerviosos y muy desordenados, mientras que en el segundo algo
mejoró, pero evidentemente no estamos en el camino para que esto se
pueda levantar. Da la sensación que el equipo y todos estamos
golpeados». Además, también valoró que «necesitábamos la victoria y
lo único que puedo decir es que el segundo tiempo ha sido mejor que
el primero».
Tal como él y la plantilla habían reclamado durante la semana,
el público, que llenó cerca de las tres cuartas partes del aforo de
Son Moix, no mostró su descontento hasta el final del encuentro. El
mal juego de los locales fue castigado tímidamente por una ligera
banda sonora de pitidos durante los últimos minutos del duelo, pero
el descuento y los tres pitidos de Muñiz Fernández precedieron a
una pañolada, que si bien no fue unánime, si puede considerarse
numerosa. Los pañuelos marcaron la salida del campo de los
jugadores y el desfile de los seguidores hacia los vomitorios de
salida, pero fue un detalle que Cúper no percibió. «No he visto
nada porque he venido rápido al vestuario y a lo mejor el
presidente me hace algún comentario», afirmó Héctor Cúper, que
posteriormente dialogó con el máximo responsable de la SAD balear y
los jugadores en el interior de un vestuario cabizbajo.
Si el punto dejaba un poso amargo en el análisis de Héctor
Cúper, lo cierto es que el empate tampoco le sentó bien al
entrenador del Getafe. Bernd Schuster lamenta que los suyos sigan
sin conocer la victoria lejos del Coliseum Alfonso Pérez y se
mostró decepcionado por no haber podido sacar rendimiento a una
superioridad que fue manifiesta en prácticamente todos los aspectos
del juego. El técnico alemán se mostró rotundo en su análisis y
dentro de lo negativo de no haber rentabilizado las ocasiones de
gol de las que dispusieron los suyos quiso destacar la capacidad de
reacción de un grupo que rescató un punto cuando parecía que se iba
a ir sin botín del feudo mallorquinista: «Sólo hubo un color en el
campo y el Getafe fue superior en todo menos en materializar
ocasiones, pero el fútbol tiene estas cosas y con el único tiro del
rival nos han marcado un gol, algo totalmente injusto. En cualquier
caso, lo más positivo para nosotros fue que el equipo ha
reaccionado muy bien y no sé muy bien lo que merecemos después del
partido que hemos jugado, pero lo que menos merecimos era perder
aquí».
La escuadra madrileña dispuso de las aproximaciones más claras a
la portería rival y defendió la suya con solvencia hasta el punto
de permitir que los locales sólo generaran una ocasión de gol. Con
una sala de máquinas apuntalada con el esfuerzo de Diego Rivas el
Getafe fue el dominador de un partido en el que se erigió en dueño
de la pelota.
El Mallorca, que partía la vigésimo tercera jornada del
campeonato con el farolillo rojo de la tabla a cuestas, había
tildado de final el encuentro de ayer por la tarde y se esperaba
que los bermellones tratasen de apoderarse de la posesión para
amilanar a los visitantes. Nada más lejos de la realidad. El
Getafe, que transita de forma relativamente cómoda en la zona más
tranquila de la tabla clasificatoria, controló el juego y disfrutó
de la pelota, algo que no extrañó a Bernd Schuster: «Durante toda
la temporada hemos tenido más posesión que nuestros rivales y aquí
no creía que iba a ser diferente. Jugar finales es bonito, pero no
quiere decir que vas a tener el balón, además, el fuerte del
Mallorca no es precisamente la posesión del balón».
El punto dejó insatisfechos a ambos entrenadores, aunque
Schuster, que en esta ocasión no tuvo ninguna mención especial para
la actuación del colegiado asturiano Muñiz Fernández, y sus
jugadores dejan la Isla con un punto que genera cierta tranquilidad
en sus filas y deja tocado a un rival directo en la carrera por
eludir los tres puestos que abocan al precipicio de la Segunda
División.
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