Gregorio Manzano, a su llegada a Palma. Foto: MONSERRAT

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El Mallorca repite la fórmula. Otra vez se encomienda a su pasado más lustroso para suturar las heridas del presente. Gregorio Manzano (Bailén, 1956), el hombre de la Copa del Rey, el técnico que empujó al club balear hasta la cima más elevada de su historia aquel 28 de junio de 2003, es el entrenador elegido por la SAD balear para sustituir a Héctor Raúl Cúper. Apenas doce horas después de que el técnico argentino ratificara su dimisión al presidente Vicenç Grande, por el aeropuerto de Palma desfilaba Gregorio Manzano. Acompañado de su inseparable Gonzalo Hurtado, será presentado esta mañana a los medios de comunicación, firmará un contrato para lo que resta de temporada y otra más y de inmediato se pondrá manos a la obra. Su misión, sacar a flote a un equipo lleno de fugas.

Nada más confirmarse la renuncia de Cúper, el club se lanzó a la búsqueda del sustituto. El nombre de Gregorio Manzano fue el primero en aparecer encima de la mesa. El secretario técnico, Nando Pons, y el gerente Pere Terrassa cogieron las riendas de la negociación en Madrid. La predisposición del técnico jienense, que se encontraba en paro, facilitó el desenlace y a primera hora de la tarde, el Mallorca ya tenía entrenador. Manzano llega con la intención de rehabilitar a un equipo en ruinas. De momento, el técnico andaluz se encuentra a un Mallorca instalado en la última plaza, que suma nueve jornadas consecutivas sin conseguir la victoria, que todavía no ha ganado un partido en la segunda vuelta y con Real Madrid, Villarreal o Sevilla en el horizonte.

Por eso Manzano agarrará hoy el chándal, reunirá a sus jugadores y comenzará a impartir su doctrina por partida doble. Sabe el preparador de Bailén que no puede perder ni un segundo, porque ahora no va a tener tiempo para conocer a su plantilla. Asume que el Mallorca tiene un enorme déficit y por ello quiere sacarle punta a cada una de las situaciones, en un intento por resucitar a un cadáver. No será la primera vez que Manzano se siente en un banquillo caliente, que ha visto desfilar a casi una decena de entrenadores en la última década. A casi uno por temporada. De hecho, él puede presumir de haber entrenado una campaña completa al Mallorca. Fue en la 2002-03, el equipo finalizó noveno en la Liga y alzó la Copa del Rey por primera vez en su historia.