El Mallorca despidió la temporada pasada alcanzando el hito más
grande de su historia, el subcampeonato de la Copa del Rey. Lejos
estaba de imaginarse que el destino le reservaba para la siguiente
una cruel mueca. Después de un año cargado de problemas, con la
dimisión de Contestí incluida, el equipo acabó perdiendo la
categoría. Fue un golpe tan duro que la entidad, obligada a
convertirse el 30 de junio en Sociedad Anónima Deportiva, no pudo
digerirlo. Las acciones no despertaron el más mínimo interés en la
sociedad isleña y Miquel Dalmau, encabezando un grupo de
mallorquinistas de toda la vida, evitó la desaparición del club al
aportar el dinero necesario, más de 500 millones de pesetas, para
cubrir el capital social mínimo de 630.
La prioridad de la recién creada SAD era la de sanear el club y
de ascender a Primera en un plazo de tres temporadas. El Mallorca
se mantuvo arriba durante toda la travesía, pero tiró el ascenso en
el penúltimo partido al caer en casa ante el Villarreal. La
directiva, en una decisión sin precedentes, destituyó a Serra
Ferrer y le entregó los mandos a Jaume Bauçà, que solicitó dos años
de excedencia en su colegio para dirigir al grupo balear. No pudo
hacer en nada en la promoción ante el Albacete y la temporada acabó
sin el éxito esperado.
En el verano de 1995, en concreto el 22 de agosto, la llegada al
accionariado del Grupo Zeta alteró el destino. La irrupción de la
familia Asensio lo revolucionó todo y devolvió la ilusión por el
fútbol a la región. El Mallorca tenía un nuevo propietario. Un
propietario que iba a iniciar una espectacular operación de
marketing y renovación y que iba a convertir al club en el buque
insignia de la nueva corriente del fútbol español.
La primera temporada de los nuevos dueños se truncó en Vallecas.
Después de un inicio titubeante, la apuesta por Víctor Muñoz salió
bien. Encadenó una racha impresionante de resultados que sólo se
vio frenada en la promoción ante el Rayo. A la segunda, fue la
vencida pese a la destitución del técnico aragonés cuando el equipo
lideraba la Segunda División. Llompart cogió el relevo y condujo al
Mallorca hasta Primera División gracias a un gol de Carlos en
Vallecas.
La propiedad apostó por lo desconocido y le entregó la
responsabilidad a Héctor Raúl Cúper, que dirigía a un equipo
modesto de Buenos Aires, el Atlético Lanús. Conocido por un método
basado en el orden y la disciplina, Cúper fue el padre de un bienio
extraordinario. En la primera campaña, el equipo quedó quinto en la
Liga y disputó la segunda final de la Copa del Rey de su historia,
que perdió ante el Barcelona en la tanda de penaltis después de una
prórroga épica. El alirón del grupo azulgrana le daba la
posibilidad de jugar en Europa por primera vez en la siguiente
temporada.
En el verano de 1998, a pesar de traspasar a medio equipo
titular, el Mallorca logró el primer título de su existencia: la
Supercopa de España, al vencer al Barça en los dos partidos. Fue el
origen de una campaña para enmarcar, un campeonato de lujo que
completó con la tercera posición en la Liga y el subcampeonato de
la Recopa de Europa, la última de la historia, tras perder ante el
Lazio (2-1) en Villa Park. Además, Carlos Roa conquistó el Trofeo
Zamora al portero menos goleado de la Liga. El club taponó la
hemorragia abierta por la marcha de Cúper al Valencia con el
fichaje de Mario Gómez, que resultó un fracaso. Vázquez tomó las
riendas y el equipo completó una campaña aceptable en la Liga,
mientras que avanzó hasta cuartos en la UEFA de convertirse en el
primer equipo español en ganar en Amsterdam al Ajax.
Ese año también conquistó su primer triunfo en el Camp Nou
gracias a una actuación estelar de Samuel Etoo, cedido por el Real
Madrid y que a la larga se convirtió en el mejor futbolista que
jamás haya vestido la camiseta rojilla.
En la temporada 2000-01, el Mallorca tocó el cielo. De la mano
de Luis Aragonés, firmó la mejor temporada de su Historia en la
Liga (71 puntos) y por primera vez finalizó por delante del
Barça.
Al año siguiente, el grupo isleño pasó de los fastos de la
Champions League a coquetear con el descenso, del que se salvó en
la última jornada tras remontar ante el Valladolid.
Nadie sospechaba del éxito que esperaba a la vuelta de la
esquina. La conquista de la Copa del Rey, el triunfo más importante
de la entidad, finiquitó una temporada involvidable. Apoyado en
Samuel Etoo, el Mallorca noqueó al Recreativo (3-0) en la final
disputada en Elche ante más de 12.000 mallorquinistas.
Desde aquel título, el grupo isleño no acaba de levantar la
cabeza. Al año siguiente, el regreso de Luis Aragonés evitó el
descenso a los infiernos en una recta final notable. Y la campaña
pasada, más de lo mismo. Héctor Cúper obró el milagro y el Mallorca
evitó el descenso por la bajada de tensión del Levante.
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