El Mallorca de Manzano sigue dando la cara. Ayer se quedó con
las ganas de hilvanar la mejor serie de resultados de toda la
temporada, pero volvió a introducir otro punto en su mochila y
conserva intacto el espíritu que ha adquirido desde que se produjo
el relevo en el banquillo. El cuadro balear franqueó con entereza
los pocos escollos que le planteó el Racing y abandonó El Sardinero
con la sensación de que ha elegido el camino correcto. Además, lo
hizo apoyándose en un punto que irá ganando trascendencia a medida
que se estreche el cerco de la salvación (0-0).
El partido, al menos en su primea mitad, fue tal y como lo había
publicitado Manzano durante la semana. Feo, áspero, lleno de
interrupciones y practicamente sin porterías. El Mallorca lo había
previsto, pero aún así le costó más de veinte minutos enchufarse al
encuentro y descubrir sus cartas. Manolo Preciado amontonó hombres
en la zona ancha para limitar el suministro balear y tanto Pereyra
como Basinas tuvieron que recorrer más metros de los que pensaban
para contener los arreones iniciales de los cántabros, que en
cualquier caso se diluían como azucarillos en los tres cuartos del
campo.
Aunque en esa fase del pulso todo sucedió en la zona central, el
Mallorca lanzó un aviso por medio de Tuni que acabó convertiéndose
en la ocasión más clara de todo el primer tiempo. Un tiro cruzado
suyo tras un cambio de juego de Cortés acarició el palo derecho de
la portería de Aouate, pero no tuvo continuidad (minuto 3). El
Racing por su parte, se fajaba en la sala de máquinas y ponía a
prueba la paciencia del Mallorca, pero se le nublaba la vista ante
la defensa balear y era totalmente incapaz de hacer algo que
valiera la pena.
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