Apagados ya los ecos del empate arrancado ayer en el Sánchez
Pizjuán y con la mejor marca en la mochila, el mallorquinismo
apunta a la cita del próximo miércoles en Son Moix. La visita del
Cádiz está marcada a fuego en la agenda de Gregorio Manzano. Es una
batalla directa por la supervivencia. La primera final de las diez
que restan para dar carpetazo al curso. El Mallorca recibirá a un
enemigo tocado en las últimas semanas -sólo un triunfo en nueve
jornadas- y que lleva toda la temporada ahí abajo. Ayer no pasó del
empate en casa ante el Alavés, un punto que no le permite abandonar
las posiciones de descenso.
El grupo dirigido por Víctor Espárrago es penúltimo con 26
puntos, a uno de la salvación y a dos del conjunto bermellón. Es
decir, un triunfo gaditano en su estreno en Son Moix -debutará en
el estadio del Camí dels Reis- podría hundir al Mallorca a la zona
pantanosa de la tabla. Una victoria isleña, por contra, apartaría
casi de forma definitiva al conjunto amarillo, que se alejaría
hasta los cinco puntos más el average. Y es que el equipo isleño
capturó los tres puntos en el Carranza (1-2) a comienzos del pasado
mes de noviembre.
La jornada del miércoles también ofrecerá otros duelos de
interés. El Alavés recibe al Celta, mientras que el enrachado
Athletic buscará su tercera victoria consecutiva ante un Espanyol
que se ha complicado la vida. La Real Sociedad, empatado a puntos
con el Mallorca, acude a Pamplona, mientras que el Málaga acudirá a
Riazor y el Betis recibirá a un Racing de Santander que parece
haber marcado distancias en relación a las posiciones
peligrosas.
La buena racha del último mes -suma 10 de los 18 últimos puntos-
no le permite alejarse de las cavernas del torneo. A pesar de que
Manzano sigue invicto (dos triunfos y tres empates), el equipo se
mantiene un punto por encima del infierno, exactamente igual que la
jornada anterior.
Pero la semana no acaba el miércoles. Después de recibir al
Cádiz, las huestes de Manzano se desplazarán a Vigo para medirse al
Celta. El grupo de Vázquez sufrió ayer un frenazo en sus
aspiraciones de acceder a la Liga de Campeones, aunque se mantiene
en posiciones de la Copa de la UEFA.
El Valencia, derrotado en el campo del Racing (2-1), y el Real
Madrid, incapaz de vencer al Betis en el Bernabéu (0-0), entregaron
ayer medio título al Barcelona, líder con once puntos de ventaja,
uno más que las jornadas que restan para concluir la Liga de
Primera División.
Valencia y Real Madrid parecen hacerle el pasillo de honor al
conjunto del holandés Frank Rijkaard, cuya única preocupación, en
estos momentos, es el número de lesionados que suma tras cada
partido.
Una semana después de que la derrota contra Osasuna entreabriese
las esperanzas de sus perseguidores, el Barcelona ha cerrado el
debate con un portazo; tanto por la claridad con la que se impuso
el pasado sábado a la Real Sociedad en Anoeta (0-2), como por los
problemas que atraviesan aquellos que debieran sembrar la
incertidumbre.
Pero, ni el Valencia ni el Real Madrid pueden enmascarar más sus
carencias. El conjunto de Quique Sánchez Flores cayó en Santander,
dieciséis jornadas después de su última derrota, pero el revés
parece la culminación de una mala racha.
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