TW
0

El Mallorca quiere dar un paso de gigante en su tránsito hacia la curación definitiva. Con una tarjeta impresionante en la taquilla del vestuario -diez de los últimos 18 puntos- y una dinámica ganadora -acumula seis jornadas sin perder- el grupo de Manzano trata ante el Cádiz de aproximarse a un objetivo que hace poco más de un mes parecía imposible: alcanzar la salvación. Tras empatar ante Getafe, Racing, Villarreal y Sevilla, y tumbar a Málaga y Real Madrid en las seis últimas semanas, el Mallorca se siente con fuerzas. Pretende estirar su estado de gracia en busca de amarrar el sueño lo antes posible y no alargar la agonía hasta el último suspiro. De hecho, un triunfo le supondría rebasar los 30 puntos -llegaría hasta los 31-, una cota que la pasada temporada no alcanzó hasta las cinco últimas jornadas del curso. (Son Moix, 20.00 horas, PPV).

Fue llegar Manzano y cambiar la dirección del equipo. El entrenador andaluz aplicó una pizca de sentido común y unas toneladas de psicología, y el Mallorca se rearmó de moral y suerte. Porque este equipo ha conseguido incluso capturar algún punto sin exponer demasiado. En el Pizjuán se vio a un bloque que no necesita adueñarse del partido para acabar la batalla con una sonrisa. La reacción de la era Manzano obedece a varios factores. Al movimiento de piezas del técnico, que decidió entregarle las armas a Arango y Pisculichi, la brújula a Basinas y el mando a Nunes; pero también a que la plantilla ha reaccionado. Es innegable que ha existido una mejora y que ha sido tangible. Todos han mejorado sus prestaciones y el Mallorca ha agradecido ese crecimiento con un par de resultados determinantes.

Otra de las facetas que ha posibilitado la mejora es la continuidad. Manzano ha calcado el once en las tres últimas jornadas, algo impensable en tiempos pretéritos. No obstante, la luz de alarma se encendió ayer, cuando el técnico jienense calificó de «seria duda» la presencia de Pisculichi en el ataque por una contusión en el tobillo izquierdo. El argentino, pese a no marcar en las últimas jornadas, aporta una movilidad notable en los últimos metros y es uno de los culpables de la reacción. En caso de que finalmente no se recupere -el técnico citó a diecinueve jugadores- Yoshito Okubo podría obtener el premio tras el gol del empate anotado el pasado domingo en Sevilla y volver a pisar el césped desde el inicio.