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El Mallorca inaugura hoy el tramo más apasionante de todo el ejercicio futbolístico, aquel que le puede llevar directamente a la salvación. Y lo hará en uno de los grandes templos de la Liga, uno de esos escenarios en los que se han redactado algunos de los pasajes más emotivos del fútbol nacional. Allí, la escuadra insular dispondrá de un trampolín desde el que edificar su escalada, pero también de un lugar para precipitarse al vacío. Por primera vez en toda la temporada, el vestuario y el entorno rojillo han coincidido en que el encuentro de esta tarde no va a ser uno más, ya que el resultado que proyecte el electrónico de la Catedral a la conclusión del partido marcará un punto de inflexión y el camino a seguir a partir de ese momento (Estadio de San Mamés, PPV, 17.00 horas). No lo tendrá nada fácil el conjunto de Gregorio Manzano, que deberá aplicarse las pinturas de guerra mucho antes de pisar la hierba de San Mamés. De hecho, le espera uno de los partidos más calientes de la temporada y la presión será su fiel compañera de viaje durante noventa minutos que se prevén eléctricos, desquiciantes. En el histórico estadio rojiblanco los jugadores del Mallorca se encontrarán todo tipo de trabas y zancadillas. Desde una grada enfervorizada y entregada de lleno a la causa bilbaína, hasta once jugadores hambrientos que llevan toda la semana recordando que no pueden permitirse un nuevo gazapo, y mucho menos si es ante su gente y contra un adversariodirecto en su lucha por la supervivencia. Además, todo ello estará aderezado con un ambiente hostil e intimidatorio porque de eso se encarga Javier Clemente. El técnico del Athletic, viendo lo que se le echa encima, optó ayer por prender la mecha del enfrentamiento y sacó a relucir sus diferencias con Manzano, probablementecon la única intención de asestarle el primer golpe psicológico a su adversario de hoy. En cualquier caso, el Mallorca se ha negado a participar en esa absurda batalla y ha aplazado todos sus movimientos hasta esta tarde. El juego de uno y otro será el que dicte sentencia.

Lo que está claro es que el duelo enfrenta a dos equipos al alza y que el perdedor sufrirá un retroceso que puede ser demoledor para su atutoestima. Para evitarlo, Manzano quiere prolongar el discurso pronunciado hasta ahora y va a seguir apostando por el esqueleto que ha sostenido al Mallorca desde su llegada al banquillo. El jienense desplazó ayer hasta la capital vizacaína a un grupo de futbolistas en el que sólo se echaba en falta a tres jugadores (Cortés, Campano y Doni), que no tuvieron más remedio que quedarse en Palma debido a unos problemas físicos que se han intensificado a lo largo de los últimos días. Con todo, la única novedad que se aventura en el oncees la de Pancho Maciel en el lateral derecho, aunque el lateral ya jugó, y cumplió, la semana pasada frente al Espanyol. Junto a él en la defensa y custodiando la puerta de Prats estarán Nunes, Ballesteros y Navarro, que además tendrán que montar un dispositivo especial para controlar el juego aéreo del Athletic en las jugadas de estrategia.

El centro del campo también seguirá intacto. Basinas (que tiene una brecha en la ceja tras el encontronazoque sufrió el viernes con Borja) y Pereyra serán el termómetro del equipoy tendrán la ayuda de Tuni y Jonás para hacer daño por los costados. Delante, Manzano ha dejado entrever durante la semana la posibilidad de alinear a Okubo para aprovechar su velocidad en los últimos metros, pero lo más probables es que renueve su confianza en la sociedad Arango-Pisculichi pese a que su sequía empieza a ser preocupante.